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La idea sería llevar a Máximo al congreso

Cristina seguirá comandando el movimiento “kirchnerista”

Antes de ser la mandataria argentina, Cristina Fernández, fue primero diputada, senadora nacional y luego primera dama. Foto: Internet
Antes de ser la mandataria argentina, Cristina Fernández, fue primero diputada, senadora nacional y luego primera dama. Foto: Internet
02 de julio de 2015 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

Cristina Fernández de Kirchner dejará la presidencia de Argentina el 10 de diciembre próximo tras 8 años en el poder y con una popularidad que, coinciden todos los sondeos, supera el 50%.

Por primera vez en un cuarto de siglo volverá al llano, del que salió en 1989 cuando asumió en la legislatura provincial de Santa Cruz, en la Patagonia. Luego sería diputada y senadora nacional y primera dama antes de convertirse en jefa de Estado.

Ahora, a los 62 años, abrirá una nueva etapa, ya que no aspirará a ningún cargo en las elecciones de octubre.

Nadie duda de que seguirá comandando las riendas del “kirchnerismo” y del Justicialismo, ese movimiento multifacético y difícil de definir fundado por Juan Domingo Perón y enquistado fuertemente en la sociedad argentina.

“Cristina mantendrá la conducción del movimiento kirchnerista, el peronismo, con esa habilidad que tiene. Va a seguir preparándose, estudiando, y acompañará este proyecto nacional y popular que continuará con otros nombres”, dice a EL TELÉGRAFO la presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

La decisión de la mandataria sorprendió a muchos. Eran numerosos los funcionarios y militantes que impulsaban su candidatura a algún cargo electivo.

Se habló de que sería candidata a gobernadora de la poderosa provincia de Buenos Aires, que lideraría la lista de postulantes a diputados en ese mismo territorio o hasta que aspiraría a integrarse al Parlasur como legisladora del organismo regional.

“Necesita fueros”, repetían hasta el cansancio desde la oposición, para evitar la ola de juicios en su contra que vaticina y motoriza hace años un sector de la prensa nacional, el último de los cuales fue la fallida acusación de “encubrimiento” a los presuntos autores iraníes del atentado a la mutual judía AMIA de 1994 desechada por la justicia.

Pero “Cristina”, como la conocen todos en el país austral, más allá de simpatías y odios personales, dijo no. El cierre de listas -el sábado 20 de junio- dejó su nombre fuera de toda posibilidad de ocupar un cargo o banca tras las elecciones del 25 de octubre próximo.

Volverá a su casa en el Calafate, en la provincia patagónica de Santa Cruz, su lugar en el mundo como suele repetir. Pero no dejó nada librado al azar.

En una movida política ambiciosa y no exenta de riesgos bendijo la candidatura presidencial de un aliado incómodo, el gobernador bonaerense Daniel Scioli, un “kirchnerista light” que mantiene un diálogo aceitado con el mediático y opositor Grupo Clarín, el empresariado más renuente a las políticas oficiales y el mundo financiero.

La popularidad de Scioli y los números coincidentes de todas las encuestas inclinaron la balanza. “Todavía tenemos muchas preguntas que hacerle a Scioli”, dice Hebe de Bonafini.

Cristina prefirió dar un paso al costado. Pero antes “blindó” a Scioli con su mano derecha, el secretario Legal y Técnica, Carlos Zannini, quien integrará la fórmula como vice y será -según de Bonafini- el “equilibrio” de la fórmula presidencial.

No será el único: las listas de aspirantes a diputados fueron integradas por los más fieles exponentes del gobierno y de La Cámpora, el ala juvenil fundada por Máximo Kirchner, hijo de la jefa de Estado.

Precisamente Máximo Kirchner hará su debut electoral en octubre. “Se prefirió resguardarlo”, dicen fuentes partidarias, con una candidatura a diputado por su provincia natal de Santa Cruz y no en el más estratégico distrito de Buenos Aires, donde vota el 38% del electorado.

Máximo, como ya se lo conoce en el mundo político argentino, medía bien en los sondeos pero en su propio distrito estará alejado de la gran pelea mediática que se abrirá en el principal frente de lucha como es el territorio bonaerense.

La lista de candidatos a diputados en ese distrito será encabezada por uno de los hombres de más confianza de Máximo y Cristina Kirchner, el secretario general de la presidencia, Eduardo “Wado” de Pedro, también miembro de La Cámpora.

“La idea es llevar a Máximo al Congreso y desde allí, como gran referente del kirchnerismo, dar la pelea para apuntalar la presidencia de Scioli” y marcarle el camino en caso de ganar las elecciones, dicen las fuentes.

Alicia Kirchner, hermana del fallecido presidente Néstor Kirchner, se prepara a su vez para lanzarse por la Gobernación santacruceña. Allí sueña con afincarse la presidenta, pero sin dejar de liderar el movimiento político fundado por su esposo.

Otros, como la candidata presidencial Elisa Carrió, que competirá en primarias abiertas y obligatorias con su aliado liberal Mauricio Macri, jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, tienen otros planes para la jefa de Estado: “tendría que ir presa porque forma parte de la familia que más robó en la Argentina”, dijo la legisladora en alusión a las causas por presunto enriquecimiento ilícito y corrupción promovidas contra los Kirchner en la justicia argentina.

Hebe de Bonafini prefiere ignorar a Carrió: “una quisiera que vuelva en 2019, pero es cuestión de ella. Yo no se lo voy a pedir personalmente, pero sí se lo hacemos saber en los cánticos de los militantes”. (I)

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