La mandataria argentina, Cristina Fernández, se recupera con buen ánimo luego de la operación a la que fue sometida por un cáncer de tiroides que finalmente fue descartado, mientras aumentan  las especulaciones entre la prensa sobre la posibilidad de que  acorte su licencia.

Fernández, quien descansa en la quinta presidencial de Olivos, en las afueras de Buenos Aires, está de   buen ánimo luego del cambio de diagnóstico, afirmó ayer el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, en declaraciones radiales.

El funcionario anticipó, además, que la jefa de Estado sería visitada  por el médico Pedro Saco, a cargo de la operación realizada el pasado miércoles en el hospital  Austral.

El primer diagnóstico de la presidenta, que durante su licencia es reemplazada por el vicepresidente Amado Boudou, había indicado que padecía un carcinoma papilar en el lóbulo derecho de la tiroides, por lo que se sometió a una tiroidectomía total.

Sin embargo, el último análisis médico, difundido el sábado, minutos antes de que Fernández recibiera el alta, reveló que la glándula tiroidea que le fue extraída presentaba  un tumor benigno. “Todo fue informado de acuerdo a lo que ocurrió”, subrayó Parrilli tras agregar que  se hizo una comunicación correcta sobre la salud de la mandataria, quien ordenó  contar todo sobre su enfermedad. EFE