Crisis revela fragilidad de la salud en EE.UU.
La actual crisis sanitaria causada por la pandemia del covid-19 reveló las debilidades del sistema de salud de Estados Unidos, una sociedad industrializada que no cuenta con un programa integral de atención médica. En la actualidad, decenas de millones de estadounidenses aún carecen de cobertura médica básica.
Estados Unidos es una sociedad de más de 320 millones de personas y el covid-19 ha infectado a más de 680.000 personas (hasta el 17 de abril), un pequeño porcentaje de la población.
Sin embargo, eso es suficiente para forzar severamente las instalaciones de atención médica en todo el país, ya que se ha producido una escasez de todo, desde máscaras médicas hasta camas de hospital y espacios en la morgue, señala el analista Adam McConnel.
La ciudad de Nueva York ahora entierra a víctimas en fosas comunes. Simplemente, el sistema de atención médica de Estados Unidos no cuenta con la planificación, las instalaciones o suministros para enfrentar adecuadamente una epidemia, incluso de esta naturaleza limitada. ¿Qué pasaría si ocurriera una epidemia con un patógeno más mortal? cuestiona McConnel.
Estados Unidos todavía tiene un sistema de salud inadecuado, a pesar de la implementación de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Accesible (ACA), llamada Obamacare por los medios estadounidenses, ya que fue promulgada en 2010 por el expresidente Barack Obama.
La ACA no es lo mismo que un sistema nacional de atención médica, porque no todos los ciudadanos están cubiertos automáticamente por el sistema. Alrededor de 30 millones de ciudadanos aún no tienen seguro de salud de ningún tipo.
“El sistema de salud pública que necesitábamos para estar preparados para esta crisis simplemente no existe”, dijo a Univisión José Szapocznik, científico de salud pública de la Universidad de Miami.
Lejos de ser el número uno del mundo en preparación, Estados Unidos ha ignorado durante mucho tiempo las deficiencias masivas en su sistema de salud pública que lo han llevado a ser el número uno en el mundo solo en términos de costo, mientras que se ha quedado rezagado con respecto al resto del mundo en términos de calidad de resultados, explica Szapocznik.
Los expertos en salud pública, incluso Bill Gates, el multimillonario fundador de Microsoft, advirtieron durante años que el sistema de salud de Estados Unidos estaba mal equipado para una gran pandemia. Citaron una serie de problemas como la falta de camas de hospital y profesionales médicos. También ponían de relieve que el sistema se encuentra fragmentado y carece de un control centralizado y, en cambio, está estado por estado.
Además, los analistas indican que la falta de un liderazgo decisivo de la Casa Blanca solo empeoró la situación. Donald Trump minimizó la pandemia. (I)
La realización de pruebas aún es limitada
Estados Unidos prometió evaluar a suficientes personas para rastrear y controlar la propagación del nuevo coronavirus, un primer paso crucial para reabrir partes de la economía, que el presidente Donald Trump presiona para que se realice antes del 1 de mayo.
Pero más de un mes después de que declaró: “Cualquiera que quiera un examen, puede hacerse un examen”, la realidad ha sido muy diferente. Las personas informan que no pueden hacerse la prueba. Los laboratorios y los funcionarios públicos dicen que la escasez crítica de suministros hace que sea imposible aumentar las pruebas a los niveles que los expertos dicen que es necesario para mantener el virus bajo control: 4,5 millones mensuales.
“Hay lugares que tienen suficientes hisopos de prueba, pero no suficientes trabajadores para administrarlos. Hay lugares que limitan la prueba sobre quién debe hacersela”, dijo la Dra. Megan Ranney, médico de emergencias y profesora asociada de la Universidad de Brown.
Para David Blumenthal, presidente del Commonwealth Fund, una fundación privada de 100 años de antigüedad con sede en Nueva York, la mayor falla institucional es la distribución lenta de los kits de prueba para identificar a las personas con el virus.
En lugar de adoptar uno de los kits de prueba que ya se utilizan en otros países, decidió hacer el suyo. Pero no funcionó. Luego el Gobierno se vio obligado, a recurrir al sector privado para producir los kits, comentó. (I)