Corea del Norte busca reafirmar su control con retórica belicista
Seúl.- La insistente campaña de amenazas de Corea del Norte, que ayer se prolongó con el anuncio de cortar la única línea de comunicación militar con Corea del Sur, responde, según expertos, a la doble estrategia del líder norcoreano, Kim Jong-un, de reafirmar el control interno y elevar su poder de negociación en el exterior.
Se trata de la única vía de contacto que quedaba entre ambos países, luego de que el Norte desconectara dos semanas atrás la línea de comunicación civil. La línea de comunicación militar suspendida ayer servía para organizar los movimientos de transporte y bienes en el complejo industrial de Kaesong, una unidad creada en 1984 como símbolo de la cooperación entre los dos países vecinos.
El anuncio de ayer se suma a una serie de amenazas casi diarias que han disparado la tensión en la península coreana desde que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció este mes nuevas sanciones económicas al país comunista por su último ensayo nuclear.
A diferencia de otras ocasiones, esta vez el régimen de Kim Jong-un ha mantenido hasta tres semanas su elevada retórica belicista, un hecho que, según expertos, no implica necesariamente una mayor posibilidad de que cumpla su amenaza, sino que responde, más bien, a una elaborada estrategia política de doble vía. “El principal objetivo de las amenazas norcoreanas es interno y consiste en fortalecer el control de la población y del Ejército”, explica el investigador Chang Yong-seok, del Instituto de Estudios para la Paz y la Unificación de la prestigiosa Universidad Nacional de Seúl.
Chang cree que, al elevar la tensión mediante continuas advertencias de guerra inminente, el régimen es capaz de generar unidad interna contra Corea del Sur y Estados Unidos, países a los que estos días acusa de plantear una grave “amenaza” a su seguridad.
Por su parte, el veterano analista político Shim Jae-hoon recuerda que “la economía norcoreana ha empeorado” por el deterioro de sus lazos comerciales con el exterior, lo que ha llevado a Kim Jong-un a adoptar la “posición defensiva” de arengar a su pueblo para cubrir su incapacidad de alimentarlo.
En segundo lugar, Corea del Norte utiliza el poder y la repercusión de sus amenazas para “presionar a Estados Unidos y Corea del Sur con el objetivo de que se sienten a negociar”, asegura Jae-hoon.
Paradójicamente, Corea del Sur anunció ayer que propondrá este año a Pyongyang una nueva reunión de familias separadas por la Guerra de Corea (1950-53), evento organizado por la Cruz Roja para que parientes al Norte y Sur de la frontera puedan tomar contacto por breves días tras décadas de división.
Mientras, el Ejército surcoreano “vigila de cerca” a las tropas del Norte y se mantiene en alerta, indicó uno de sus portavoces, que a pesar de las amenazas aseguró no haber detectado signos de un posible ataque de las fuerzas del país vecino.
Seúl y Washington llevan a cabo desde el pasado día 1 el ejercicio militar Foal Eagle, de dos meses de duración, que se ha convertido en uno de los blancos de la retórica belicista del Norte al considerarlo "un ensayo de invasión" a su territorio.
Estados Unidos mantiene unos 28.500 efectivos militares en Corea del Sur, a quien se compromete a defender ante un hipotético ataque del Norte como herencia de la Guerra de Corea.
EE.UU. ESTÁ LISTO PARA UN CONTRAATAQUE
El Departamento de Defensa de Estados Unidos amenazó ayer con tomar represalias contra Corea del Norte por la realización de ejercicios militares con carácter defensivo.
“Estamos listos para responder a cualquier eventualidad”, dijo el vocero del Pentágono, George Little. Según el funcionario, Washington y Corea del Sur, avanzarán en la construcción de un comando estratégico para contraatacar lo que llaman un plan de provocaciones por parte de Pyongyang