El exguerrillero colombiano Pedro Pablo Montoya, célebre por haber asesinado a un miembro del mando central de las FARC para cobrar la recompensa que ofrecía el Gobierno, fue condenado a 40 años de prisión como responsable de un ataque que dejó 16 muertos, informaron hoy en Bogotá fuentes judiciales.

La sentencia la profirió un juez penal con asiento en Medellín (noroeste) y también alcanza, con una pena individual igual, a otros cuatro antiguos rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), uno de ellos enjuiciado como reo ausente.

La Fiscalía General señaló en un comunicado que "Rojas", alias de Montoya, y los demás exguerrilleros "fueron hallados responsables de los delitos de terrorismo, homicidio agravado, secuestro extorsivo agravado y rebelión".

Los cargos tuvieron origen en un ataque de las FARC a Nariño, población de Antioquia, departamento del que Medellín es capital, cometido el 30 de julio de 1999.

En la acción perdieron la vida nueve policías y siete civiles, mientras que otras 16 personas, entre uniformados y lugareños, resultaron heridos.

Los rebeldes también secuestraron a ocho policías y destruyeron la sedes de la alcaldía y la estación de los agentes, así como varias casas y locales comerciales.

La entidad judicial recordó que la acción fue realizada por rebeldes de los frentes 9 y 47 de las FARC, el segundo de ellos comandado entonces por "Karina", alias de Nelly Ávila.

"Karina" ha sido la primera y única mujer que ha liderado un frente de la organización, y desertó en mayo de 2008.

Los dos reductos hacen parte del Bloque "José María Córdova", al mando entonces de Manuel Jesús Muñoz ("Iván Ríos"), uno de los siete miembros del Secretariado (mando central) del grupo.

Muñoz fue asesinado el 7 de marzo de 2008 por "Rojas", su jefe de seguridad, que lo tiroteó mientras dormía junto a su compañera, a quien también mató, en la zona rural de la localidad de Aguadas (oeste).

"Rojas" cometió el crimen para cobrar la recompensa que el Gobierno ofrecía por los altos mandos de las FARC y, como prueba de la acción, cercenó la mano derecha del líder rebelde y con ella y sus documentos de identidad se presentó ante una unidad militar.

El desertor está preso y, hasta donde es público, nunca fue recompensado por el hecho. EFE