Un robot teledirigido por cable apoya en las tareas de búsqueda de las personas que todavía se encuentran desaparecidas tras el naufragio del crucero "Costa Concordia", que encalló ante las costas de la isla italiana del Giglio el pasado día 13.

La estructura de la embarcación se desliza a un ritmo constante de 7 milímetros por hora, según expertos. Estos continuos movimientos han interrumpido en reiteradas ocasiones los trabajos de búsqueda y rescate por parte de los buzos, ya que ponen en peligro sus vidas.

Por ello se emplea ahora el robot, el mismo que puede descender a profundidades de hasta 500 metros y envía a la superficie imágenes de lo que capta, según informaron los responsables de los bomberos a cargo de las tareas.

El artefacto ya ha inspeccionado dos áreas de la nave, de unos 10.000 metros cuadrados, en la proa y en la popa, y actualmente está verificando los puntos de apoyo de la nave.

Según Nicola Costagli, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Florencia y encargado de seguir la evolución de la nave, la proa se desliza a mayor velocidad que la popa y que en esa zona el movimiento podría alcanzar los 15 milímetros por hora.

Costagli comentó, además, que la superficie total en la que se apoya la nave es de 1.000 metros, mientras que el casco de la misma se encuentra relativamente cerca de un precipicio con una inclinación de 24 grados.

Las condiciones meteorológicas no ayudan. En las próximas horas se espera una fuerte marejada, cuyas olas y corrientes podrían empujar al casco hacia el fondo del mar, al encontrarse a pocos metros de un abismo de unos 60 metros de profundidad.

Cuando ocurrió el accidente del Concordia, este llevaba a bordo 4.229 personas.  Hasta el momento se han recuperado 11 cadáveres, entre ellos los de un peruano y de un español, mientras que una veintena de personas siguen desaparecidas, entre ellas una niña italiana de 5 años, una decena de alemanes, dos franceses, un indio y la peruana Erika Soria, de 26 años, quien formaba parte de la tripulación.