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Comunidades del Chocó dejan sus hogares por los combates

Comunidades del Chocó dejan sus hogares por los combates
10 de marzo de 2012 - 00:00

Bogotá.-

Un desplazamiento masivo de indígenas y afrodescendientes de tres remotas comunidades del Chocó ha dado mayor relieve a la crisis de este departamento selvático de Colombia, que afronta desde hace una semana un “paro armado” declarado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El éxodo, de más de 370 personas, fue causado por bombardeos y combates de militares y rebeldes en una conflictiva zona de los límites del Chocó con el departamento vecino de Antioquia.

Los enfrentamientos se registran de manera intermitente desde el pasado domingo, explicó por teléfono el secretario general del Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato (Cocomacia), Imer Perea Palma.

El portavoz de la organización no gubernamental (ONG) precisó desde Quibdó, la capital chocoana, que los desplazados son vecinos de las comunidades de Bocas de Luisa y Vegaez que dejaron sus parcelas para ponerse a salvo de los choques armados. Los desarraigados conforman 105 familias de afrodescendientes y 5 de indígenas y todos han buscado refugio en asentamientos rurales cercanos, como el municipio de Bojayá, en el mismo departamento de Chocó (noroeste).

Es posible que haya más desplazamientos, por cuanto incluso anoche hubo intercambio de disparos y operaciones con helicópteros, advirtió el dirigente comunitario. En esta región de la frontera noroeste con Panamá actúa el frente 57 de las FARC, que presionó el paro mediante un panfleto que hizo circular durante los últimos días del pasado febrero.

Las FARC han mantenido en las semanas recientes una inusitada actividad militar y política coincidente con el avance de las gestiones para la puesta en libertad, por decisión unilateral rebelde, de los últimos diez uniformados que mantienen como rehenes. “Qué farsa es eso”, se lamentó el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, al rechazar que los insurgentes anuncien por un lado la entrega de cautivos y su renuncia al secuestro de personas, y por el otro cometan actos que dejan víctimas entre la población civil.

Pinzón habló después de reunirse en la capital colombiana con su colega del Interior, Germán Vargas Lleras, y el gobernador del Chocó, Luis Gilberto Murillo, para estudiar soluciones a la crisis de este departamento. En el encuentro, los dos ministros acordaron que viajarán hoy a la capital, Quibdó, con los más altos mandos militares y policiales, para activar nuevas medidas de seguridad. “Se ha tomado la decisión de poner en marcha un conjunto de medidas que, esperamos, sean mucho más efectivas”, afirmó Vargas Lleras a la salida de este encuentro, para el que el gobernador Murillo viajó de manera expresa a Bogotá.

El miércoles, Murillo recibió en Quibdó al comandante de la Armada Nacional, el almirante Roberto García Márquez, quien presidió allí un consejo de seguridad con autoridades administrativas, judiciales y de otros entes estatales.

Estas citas fueron convocadas en último momento, ante el temor por los crecientes efectos del “paro armado”, sobre todo en la provisión de víveres y combustibles, que ya escasean. La parálisis se ha hecho evidente en el servicio de transporte por carretera hacia Quibdó, ciudad que solo tiene conexión terrestre con Antioquia y el departamento también vecino de Risaralda, y cuya comunicación interna depende de la vía fluvial, fundamentalmente el río Atrato.

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