Debido al estrecho margen de diferencia, el Tribunal Electoral se resistía ayer a declarar un ganador
Comicios reflejan división de salvadoreños
El estrecho resultado preliminar de la segunda vuelta electoral del domingo en El Salvador, que con 0,22 puntos porcentuales de ventaja, da el triunfo al oficialista Salvador Sánchez Cerén, refleja la clara polarización que existe entre los salvadoreños.
Quizás la mejor ilustración de este hecho la dio el diario local El Mundo, que publicó en primera plana el mapa de El Salvador partido en 2 mitades, una con el emblema del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la otra con el de la opositora Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
El FMLN, en el poder desde 2009, es la antigua guerrilla izquierdista que se enfrentó al Ejército salvadoreño durante la guerra civil que asoló el país entre 1980 y 1992.
Arena aglutina a los principales sectores de la derecha, que gobernó durante 20 años consecutivos, entre 1989 y 2009, y ahora es la principal fuerza de oposición.
Con el 100% de los votos escrutados en el recuento preliminar el candidato del FMLN obtuvo 50,11% (1’494.144 votos) y el de Arena, Norman Quijano, 49,89% (1’487.510), lo que significa 0,22 puntos porcentuales de diferencia (6.634 votos) a favor de Sánchez Cerén, informó ayer el Tribunal Supremo Electoral. En los comicios también se registraron 19.577 votos nulos, 11.532 abstenciones y 4.191 votos impugnados. Fueron convocados 4,9 millones de electores.
Aunque ambos candidatos se han declarado ganadores, el TSE no oficializará al nuevo presidente electo hasta que realice el recuento definitivo, acta por acta, a lo largo de esta semana.
De los 14 departamentos del país el FMLN ganó en 7 y Arena en los otros 7, según datos preliminares.
El resultado electoral presenta “un país totalmente dividido en 2 posturas dramáticamente separadas”, expresó al Canal 12 de la televisión local el diputado y dirigente de ARENA, Edwin Zamora.
El presidente de la Asamblea Legislativa y dirigente del FMLN, Sigfrido Reyes, también admitió esa división y alertó que la población que no votó por su partido “no puede ser excluida, ni se puede gobernar solo para la mitad de la sociedad”.