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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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Comedores argentinos se desbordan por la crisis

Un grupo de personas se alimenta en el comedor María Mazzarello en Buenos Aires. Aquí hombres y mujeres de todas las edades esperan que abran las puertas al mediodía para poder comer.
Un grupo de personas se alimenta en el comedor María Mazzarello en Buenos Aires. Aquí hombres y mujeres de todas las edades esperan que abran las puertas al mediodía para poder comer.
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“Es la primera vez que vengo a un comedor a pedir comida, nunca en mi vida estuve así”, revela Rodolfo Fabián Sánchez, uno de los centenares de argentinos que hacen cola en el comedor social María Mazzarello de Buenos Aires.

Nunca habían tenido tanta gente esperando para conseguir un plato caliente a sus puertas y aunque reciben suministros del Gobierno de la capital argentina para alimentar a 320 personas, se las ingenian para atender a 600.

“Tenemos que estirarlo con arroz y con papa para que la gente coma bien. En realidad tenemos la mitad de la comida, el resto la tenemos que inventar nosotros”, explica Cristian Gorosito, uno de los cocineros del María Mazzarello, situado en el barrio porteño de Almagro, aunque la gente de la calle lo conoce popularmente como “el comedor de Mafalda”.

Mientras Sánchez, de 49 años, espera con un recipiente el guiso de lentejas del que comerán él, su mujer y su hija, relata que vive en un hotel, debe dos meses de alquiler y no consigue trabajo.

Según Gorosito hay mucha gente que perdió el trabajo y sentía reparo de acudir a recoger comida, pero “hoy ya no tienen vergüenza porque tienen hambre”.

En el último año, el producto interno bruto de Argentina (PIB) bajó el 2,5% y la inflación se disparó al 47,6% -la más alta en 27 años-, mientras que el peso argentino sigue depreciándose respecto al dólar día a día.

En consecuencia, 3,4 millones de personas, es decir el 7,9% de la población del país suramericano (44.27 millones de habitantes), vive ahora en inseguridad alimentaria, frente al 6,2% de 2017, según un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA).

El informe también señala que 1,7 de cada 10 hogares no logra cubrir sus necesidades básicas de salud. Esta problemática afecta al 22% de la población urbana.

El presidente del país, Mauricio Macri, reconoció a inicios de este mes que los niveles de pobreza aumentaron del 26,7% al 31,3% en  los últimos dos años.

Los beneficiarios del María Mazzarello se dividen en gente en situación de calle, que comen en las aceras aledañas al centro y familias con miembros de todas las edades que traen su recipiente para comer en sus casas.

Según el cocinero, este último grupo es el que más aumentó en el último año, porque, en muchos casos, sus ingresos les dan para pagar el alquiler, pero no la comida. Además alerta de que otros comedores sociales de la zona se vieron obligados a cerrar porque no les mandan mercadería y la gente, ante la precaria situación económica del país, ya no dona tanto.

En el sur de Buenos Aires, el Centro Solidario San José de Cáritas da cobijo y comida a 310 personas y su coordinador, Daniel Cuicchi, declaró que en el último año la demanda de gente que requiere ayuda “creció”. (I)

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