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Su fundador fue parte del PP y se lo acusa de xenofobia

Ciudadanos conmociona la campaña electoral en España

Militantes del partido Ciudadanos durante un mitin político celebrado en diciembre del año pasado. Desde allí su apoyo ha aumentado en las encuestas. Foto: Cortesía
Militantes del partido Ciudadanos durante un mitin político celebrado en diciembre del año pasado. Desde allí su apoyo ha aumentado en las encuestas. Foto: Cortesía
18 de mayo de 2015 - 00:00

Por Gorka Castillo

En el templo del poder en España, el que cotiza en el mercado de valores del Ibex 35, se puede respirar el aire de satisfacción y confianza en el futuro. Ya lo adelantó hace unos meses el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu, que frenar el ascenso imparable de Podemos era cuestión de tiempo, que todo pasaba por “relanzar una opción de derechas como ellos”.

La “opción” a la que se refería el banquero no era el PP de Mariano Rajoy. Es Ciudadanos de Albert Rivera. Todos los sondeos le colocan en cuarto lugar y en ascenso, tanto que le ha comido el terreno a Podemos y amaga con dejar el cambio anunciado en polvo de los caminos. Al menos, así lo creen desde la izquierda.

“Ciudadanos me parece una operación brillante de ingeniería de marketing, una genialidad de quienes realmente manejan el sistema. Y lo digo con preocupación porque se trata de un mero producto creado para salvar la esencia del régimen”. Lo dice un experto en Derecho Internacional como Juan Hernández, profesor de Relaciones Laborales en la Universidad del País Vasco y autor de varios estudios sobre las maniobras del capitalismo para replicarse en tiempos de crisis global.


Ahí entronca a Ciudadanos. “Rivera habla de cambio y de lucha contra la corrupción, pero es sospechoso que no moleste a los poderosos. Esa es la cuestión”, afirma el profesor.

Basta con leer los titulares que los periódicos conservadores como ABC y La Razón escriben sobre Ciudadanos. Hay entusiasmo. Lo tratan como el anti-Podemos de la derecha, como el salvador de un sistema económico cuestionado por amplios sectores de la sociedad. De hecho, una de las principales acusaciones contra el partido de Albert Rivera es el de ser un submarino del PP creado en laboratorio, en las cañerías de la Bolsa de Madrid, para quitar votos a la izquierda. En 3 meses, las encuestas le otorgan el 14% de los votos lo que les convierte en la cuarta fuerza política en España y tendrá el suficiente poder para doblar el brazo a quien desee gobernar.

Ángel Fernández se apuntó hace un año a Ciudadanos en un pueblo del extrarradio de Madrid, en Fuenlabrada, y rechaza los rumores que censuran una cierta anormalidad en la génesis del partido. Prefiere hablar de una formación en la que ha cristalizado el ansia de cambio de una generación de profesionales liberales, de gente preparada, entre los 30 y los 50 años, que ya no se sentía representada por los viejos partidos. “Estaba harto de quejarme en casa de las tramas de corrupción, de ver que Pablo Iglesias patentaba la indignación social y de que los 2 grandes partidos siempre se olvidaran de la iniciativa privada”, explica. Nunca había hecho política, pero se animó con el tirón mediático de Albert Rivera, un político joven que perteneció al PP y que un día decidió saltar a la arena de la política por su cuenta en Cataluña con unos pobres resultados.

Al contrario de Podemos, que surgió del movimiento popular del 15M, nadie puede poner una fecha al momento exacto de la explosión demoscópica de Ciudadanos. Solo se puede ver que un buen día transformaron su programa político para Cataluña en un mensaje casi apolítico de ámbito nacional, un ambiguo contenedor de ideas de todo tipo, de lo neoliberal a la limpieza del sistema y la lucha contra la corrupción. Para sus detractores, al menos la gente que el próximo día 24 votará a Podemos, es un partido cool, todo imagen y con las chicas más monas en primera fila. “Y con un discurso peligroso sobre la inmigración que muchos calificamos de racista”, añade Hernández. Efectivamente, entre varias medidas excluyentes hacia homosexuales y de no condenar la dictadura franquista, Rivera defiende en público la retirada de la cartilla sanitaria a todo extranjero sin documentos para residir en España y no le importa mucho las consecuencias. “Esa gente colapsa los hospitales”, ha explicado en varias ocasiones. Una medida que defiende con uñas y dientes pese a las acusaciones de “xenófobo y racista” que recibe casi a diario por parte de partidos y asociaciones internacionales defensoras de los derechos humanos.

Pero Ángel Fernández asegura que solo son ‘artimañas’ que no se ajustan a la verdad “porque en Ciudadanos no hay extremistas, solo gente bien formada que quiere aportar sus conocimientos para cambiar las cosas”, indica. Ellos también apuestan por un cambio histórico de ciclo, de ruptura con el pasado. Como Podemos “pero sin traumas para la sociedad”. En este sentido asegura que la formación de  Iglesias, en realidad, está infiltrada de oportunistas del PSOE, “el partido que hundió la economía del país” y que, por lo tanto, mantendrán los viejos vicios socialistas en caso de ganar las elecciones. De lo que no habla es de las fotografías que circulan por Internet en las que puede verse a conocidos militantes de Ciudadanos con el brazo levantado, haciendo el saludo fascista. Ahí están las hemerotecas.

Según las encuestas, el PP, que en 2011 arrasó con el 44% de los votos, ha perdido ya la mitad de aquellos apoyos tras estallar el escándalo de la corrupción en toda su dimensión y es en esa vía de escape por donde hurga ahora Ciudadanos. Rivera no ceja de hacer sangre en las heridas de un Rajoy que hasta hace 2 meses seguía pensando en los viejos esquemas de alternancia maquinal con el PSOE. “Rajoy ha sido un idiota útil, se ha comido estos 4 años de medidas impopulares y ahora está quemado”, concluye con visión prosaica Ángel, que viste con gafas de sol Rip Curl y una camiseta de color fucsia a tono con el color del atardecer madrileño. Intuye que el próximo domingo no ganarán las elecciones pero sabe que Ciudadanos se convertirá en un partido decisivo en la gobernación de cientos de municipios de España. Y lo que más le satisface: “Neutralizaremos a Podemos de manera definitiva para demostrar que era un sueño irrealizable”. (I)

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