Cientos de personas acuden a entierro de Victoria Soto, la heroína de Newtown
"Siempre será nuestra heroína", rezaba un cartel a la entrada de la iglesia donde se celebró hoy el funeral de la maestra de 27 años Victoria Soto, una de las víctimas de la masacre de Newtown, en Connecticut (EE.UU.), y quien perdió la vida por salvar a sus pequeños alumnos de las balas de Adam Lanza.
Cientos de personas acudieron hoy a la ceremonia en la localidad de Stratford (Connecticut), donde viven los padres de Soto, para despedir a esta maestra de origen puertorriqueño, cuya pérdida en la masacre del pasado viernes en la escuela primaria Sandy Hook, en palabras de su primo, el reverendo Soto, "es irreparable".
"Espero que la vida de Victoria sirva al menos para que los legisladores hagan algo para regular las armas y evitar que algo así vuelva a ocurrir", dijo el reverendo a Efe a la salida del oficio al recordar la tragedia en la escuela, que dejó 27 muertos, entre ellos 20 niños y el autor del ataque.
"Solo nos queda la fe para superar estos momentos", añadió.
El cuerpo de la maestra llegó a la iglesia cristiana Comunidad del Señor de Stratford escoltada por decenas de autos y motos de la Policía, con un gran dispositivo de seguridad, y la música de unos gaiteros acompañó su entrada en el recinto.
La familia, que ha evitado hacer declaraciones a la prensa, estuvo acompañada por cientos de vecinos y amigos que rodearon el templo de Stratford y bajo un frío sol de invierno escucharon el oficio por el alma de la joven, retransmitido hacia el exterior.
Según relataron sus alumnos, el pasado viernes, Soto los escondió en un armario cuando empezó a escuchar el tiroteo dentro del centro y acudió en busca de Lanza, a quien aseguró que los niños de su clase se encontraban en el gimnasio. Ella recibió los disparos.
La hermana de la maestra, Carlee Soto, aseguró recientemente que el amor que ella profesaba por sus alumnos siempre le dibujaba una sonrisa en la cara.
"Siempre le provocaban una sonrisa. Amaba a sus alumnos más que a nada. No les llamaba sus estudiantes. Les llamaba sus niños", añadió.
Victoria llevaba cinco años dando clases en la escuela Sandy Hook tras haber decidido seguir los pasos de su tía, que también era maestra.
Los padres de Dylan Hockley, uno de los estudiantes que perdió la vida, reconoció el cariño que la maestra profesaba hacia sus alumnos en el obituario de su hijo, de seis años de edad.
"La profesora de Dylan, Vicki Soto, era cálida y divertida, y Dylan la quería mucho", escribieron.
La joven fue enterrada apenas una semana antes de la Navidad, "su fiesta favorita", según relató su familia en su texto de despedida: "siempre era ella quien tenía que poner las luces y escoger el árbol".
La maestra era una amante de los flamencos y seguidora de los Yanquis de Nueva York.
Su perro Roxie, "su leal mascota, esperaba a que ella regresara del trabajo todos los días. Y aún está a la espera, perdido sin ella", escribió su familia en el obituario.
Victoria, que vivía aún con sus padres, Carlos y Danna, fue una de las seis víctimas adultas de Adam Lanza, quien además asesinó a 20 niños de seis y siete años de edad, en lo que ha sido una de las peores masacres de la historia de Estados Unidos.
Lanza, de 20 años, previamente había matado a su madre con cuatro disparos en la cabeza, mientras ella dormía en el apartamento que compartían y tras la masacre en la escuela se quito la vida con un disparo en la frente cuando escuchó la llegada de la Policía.
Además de Soto, también fueron enterrados ayer en Newtown los cuerpos de James Mattioli y Jessica Rekos, ambos de seis años de edad, y el lunes se dio sepultura a Jack Pinto y Noah Pozner, igualmente de seis años.
Durante el día de hoy continuarán los oficios por algunas de las víctimas, la de la directora del centro, Dawn Hochsprung, y el de los pequeños Daniel Barden (7), Caroline Previdi (6) y Chase Kowalski. EFE