Hillary Clinton ya es oficialmente la primera mujer candidata a presidir Estados Unidos. Sucedió a las 18:55 del martes con un gesto simbólico de Bernie Sanders que llamó a la unidad del partido demócrata tras tantas turbulencias.

La amenaza que representa el candidato republicano Donald Trump es esencial para ablandar voluntades de frente al objetivo de mantener la Casa Blanca que es liderada por el también demócrata Barack Obama. De superar el último obstáculo, Hillary regresará a la vivienda que ya ocupó ocho años, aunque como primera dama.

En 2008, Hillary compitió por esta candidatura demócrata. Sin embargo, Obama se lo impidió. Él también marcó otro hito, ya que se convirtió en el primer afroestadounidense que obtuvo el poder.

Ahora, con 16 millones de votos, Clinton hace historia, una vez que Bernie Sanders sacrificó el liderazgo de la revolución política que impulsó. Su paso atrás lo justifica por el temor al ascenso del magnate, al que ve como un déspota.

“Estas elecciones requieren que el candidato entienda los verdaderos problemas del país y ofrezca soluciones reales, no solo expandir el miedo, las descalificaciones y la división”. El gesto de Sanders es un analgésico de cara a las elecciones en noviembre.

Fiel a su estilo, Donald Trump utilizó ayer una incendiaria conferencia de prensa para atacar la convención demócrata y la eventual participación de Obama, quien impulsará la candidatura de Clinton. Incluso tuvo tiempo para pedir a Rusia que espíe las pasadas comunicaciones electrónicas de Clinton.

Para Trump, Obama es simplemente un “desastre” y no dudó en calificarlo como “el presidente más ignorante de toda la historia”.

El candidato republicano descartó de plano que su campaña guarde cualquier relación con el supuesto acto de piratería de los correos electrónicos del Comité Nacional del Partido Demócrata del cual se acusa a Rusia, y cuya divulgación causó un escándalo político de proporciones. (I)