Cámara de EE.UU. aprueba plan bipartidista
La Cámara de Representantes aprobó hoy por 269 votos a favor frente a 161 votos en contra el acuerdo bipartidista que permitirá elevar el techo de deuda antes de la fecha límite del 2 de agosto y evitar así la suspensión de pagos de Estados Unidos.
La propuesta, que aún debe ser ratificada por el Senado, incluye un plan de reducción del déficit de EE.UU. de al menos 2,1 billones de dólares en la próxima década, exclusivamente a través de recortes en el gasto público.
Pese a la aprobación mayoritaria, ya que se necesitaba una mayoría simple de 216 votos a favor, la votación refleja la división dentro del Partido Demócrata, donde hubo un empate a 95 votos.
Algunos de los legisladores demócratas mostraron su oposición a lo largo de la jornada al plan porque no incluía una subida de impuestos para las rentas más altas, como se había planteado en un primer momento.
Por parte republicana, sin embargo, el plan fue apoyado por la gran mayoría de sus representantes, pese a la reticencias mostradas inicialmente por el ala más conservadora del partido, el Tea Party.
El pacto bipartidista, anunciado anoche por el presidente estadounidense, Barack Obama, fue diseñado por el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y el líder de la minoría republicana en este Cámara, Mitch McConnell.
Reid informó que el Senado someterá a votación el plan de elevación del tope de la deuda, en la actualidad de 14,29 billones de dólares, mañana martes al mediodía.
La votación de la Cámara de Representantes era considerada el obstáculo más complicado para que esta medida saliera adelante, por lo que se abre el camino para su definitiva aprobación y se despeja, por el momento, la sombra de la suspensión de pagos en EE.UU.
Minutos antes de la votación, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que aseguró que el presidente Obama ratificará el proyecto si se le presenta tras pasar por el Congreso.
A los senadores aún les queda un día antes de la medianoche de mañana martes, cuando el Tesoro de EE.UU. marcó la fecha límite en la que el Gobierno federal, de no aprobarse una subida del tope de endeudamiento, debería declararse en suspensión de pagos y decidir a quien pagaría y a quién no.