Cacerolazo nocturno extiende las protestas en Colombia
Un súbito cacerolazo prolongó la noche del jueves 21 de noviembre de 2019 en los barrios residenciales de Bogotá y otras ciudades colombianas la jornada de protestas contra la política económica y social del presidente Iván Duque.
El movimiento comenzó en el tradicional barrio de Chapinero y se regó como pólvora por otros sectores de la ciudad, donde esta forma de manifestación se prolongó más de una hora.
Primero fue en las ventanas de los edificios donde los vecinos comenzaron a expresar a golpe de cacerola su descontento con el Gobierno de Duque y luego el movimiento fue tomando fuerza y la gente salió a las calles con utensilios de cocina y pitos para reforzar su protesta.
Protesta generalizada
A Chapinero le siguieron barrios como La Macarena, La Candelaria, Kennedy, Usaquén y Modelia, entre otros, donde con banderas de Colombia y una que otra whipala de los movimiento indígenas los habitantes se arroparon para protegerse del frío de la capital colombiana .
Los más entusiastas sacaron a la calle una carroza con altavoces musicales que avanzó por la Carrera Séptima, en la zona de Chapinero, seguida por un gentío que no cesaba de golpear las cacerolas.
En La Macarena una multitud, niños incluidos, tomó la Carrera Quinta con cacerolas pero también con música para exigir cambios al Gobierno al grito de "Resistencia, resistencia".
El cacerolazo, símbolo de las protestas en otros países latinoamericanos, era hasta hoy algo casi inusual en Colombia.
Miles de colombianos, convocados por las centrales obreras, coparon el jueves 21 de noviembre de 2019 las calles de todo el país para expresar su rechazo al "paquetazo" de reformas sociales y económicas del Gobierno y pedir un cambio de rumbo.
El inicio de la jornada tuvo un ambiente festivo y de unión con indígenas, trabajadores y estudiantes que al ritmo de tambores bailaron y corearon consignas contra el Gobierno.
Pese al reiterado llamamiento a la paz de quienes convocaron la protesta, al finalizar la jornada encapuchados reunidos en la Plaza de Bolívar atacaron a los policías que custodiaban el Capitolio, la Alcaldía de Bogotá y el Palacio de Justicia.
Un desorden similar ocurrió en el populoso sector de Suba, donde agitadores destrozaron la principal estación de autobuses públicos del barrio así como una oficina de atención de los servicios públicos, y saquearon comercios.
Estos escenarios de violencia se replicaron en otras ciudades. El caso más grave fue el de Cali, donde los saqueos a establecimientos comerciales determinaron que las autoridades declarasen un toque de queda que estará vigente durante toda la noche.
Pese a esta medida, en algunos barrios de la zona sur de esta ciudad, capital del departamento del Valle del Cauca, vándalos ingresaron a algunos conjuntos de apartamentos a robar, lo que obligó a sus moradores a armarse con palos y otros objetos para defender sus propiedades. (I)