Millones de argelinos regresaron a las calles, por quinto viernes consecutivo, para exigir la salida del círculo de poder que rodea al presidente, Abdelaziz Buteflika, a quien responsabilizan de la parálisis social y de la aguda crisis económica que padece el país desde 2014.

Un mes después del inicio de las manifestaciones, dos preguntas sobrevolaban ayer en el cielo gris de Argel: ¿qué capacidad de maniobra le resta al círculo de confianza del mandatario después de que en la última semana el oficialismo, los sindicatos y una gran parte del Ejército se hayan puesto del lado de los manifestantes?

“Vamos a continuar hasta que el poder se marche”, explicó Mustafá Buchachi, uno de los activistas pro derechos humanos más influyentes de Argelia.

Las manifestaciones arrancaron el 22 de febrero para forzar la renuncia a la reelección del presidente argelino, enfermo y discapacitado desde que en 2013 sufriera un agudo derrame cerebral. (I)