Benedicto XVI se despedirá de sus fieles el 27 de febrero
El Papa Benedicto XVI se despedirá de los católicos el 27 de febrero con un acto público en la plaza de San Pedro, explicó este martes el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.
El Pontífice respetará todos los compromisos adquiridos hasta el 28 de febrero, fecha anunciada como fin de su pontificado, entre ellos la audiencia privada el sábado con el presidente de Guatemala, Otto Pérez.
La primera aparición pública tras la renuncia será con ocasión del miércoles de Cenizas, el 13 de febrero, cuya celebración fue traslada a la basílica de San Pedro debido a la importancia que ha asumido tal encuentro, en el que se espera participen numerosos cardenales y fieles.
Pasada la sorpresa inicial, los feligreses católicos saludaron en general la "valentía" del Papa, de 85 años, que el lunes invocó su avanzada edad y su "falta de fuerzas" para anunciar que cesaría su misión al frente de una Iglesia de 1.200 millones de fieles.
Un cónclave cardenalicio para designar al sucesor comenzará en "un mínimo de 15 días a un máximo de 20" y el nuevo Papa será designado "para Pascua", es decir antes del 31 de marzo, precisó Lombardi.
Durante la llamada "sede vacante", el cardenal "camarlengo", actualmente el número dos del Vaticano, el italiano Tarcisio Bertone, asumirá la gestión de los asuntos corrientes.
Benedicto XVI, que no participará en el cónclave, se retirará durante un tiempo a la residencia pontificia de verano de Castel Gandolfo, cerca de Roma, y luego a un monasterio situado dentro del Vaticano, agregó Lombardi.
Lombardi reveló hoy que el pontífice lleva instalado un marcapasos en el corazón y que hace tres meses fue operado para el cambio de baterías.
El lunes, había explicado que la decisión de renunciar la tomó con serenidad desde hace casi un año, tras el regreso de su agotador viaje a México y Cuba, en marzo del 2012.
Los cardenales tendrán que tomar una decisión difícil, en una época en que la Iglesia se ve confrontada a cuestionamientos internos y a las rápidas mutaciones del mundo: no se excluye la elección de un Sumo Pontífice de América Latina, África o Asia.
Las casas de apuestas se lanzaron de inmediato a la carrera de anticipar el nombre del sucesor del obispo de Roma, mencionando entre otros a un africano, el cardenal ghaneano Peter Turkson, al arzobispo italiano de Milán Angelo Scola, al cardenal canadiense Marc Ouellet y al brasileño Claudio Hummes.
"Yo creo que en este momento los (aproximadamente 120 cardenales) electores están fuertemente desorientados", dijo el vaticanista Sandro Magister.
Sin embargo, añadió, Benedicto XVI ha abierto el camino "y los próximos pontificados no serán seguramente de por vida", agregó.
En todo caso, la decisión del Papa por razones de salud y edad tendrá "mucha influencia en la elección de un nuevo papa", dijo el vaticanista Marco Politi.
"Marca el final del pontificado que dura toda la vida", recalcó. "La iglesia contará por primera vez con dos Papas, uno reinante y otro emérito, algo completamente nuevo", comentó Politi, "El Papa nos ha tomado por sorpresa", reconoció el propio portavoz.
Nacido el 16 de abril de 1927 en el seno de una familia alemana modesta y muy católica, Joseph Ratzinger sucedió al carismático Juan Pablo II el 19 de abril del 2005, tras haber dirigido por un cuarto de siglo y con mano de hierro la Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio.
Durante su pontificado de ocho años, Benedicto XVI estuvo acosado por los escándalos, las intrigas y la enfermedad y con su gesto invita a los cardenales a escoger a un hombre joven para el trono de Pedro.
Las denuncias de pedofilia de clérigos, la filtración masiva de sus documentos privados, las luchas por el poder en la Curia Romana y las irregularidades en el Banco del Vaticano (IOR), forman parte de los problemas que el sucesor deberá encarar.
"Visto los escándalos, la caída de vocaciones, los conventos e iglesias vacíos, hay que convocar un nuevo Concilio Vaticano ", pidió el sacerdote progresista Andrea Gallo.
La dimisión fue una opción que su predecesor Juan Pablo II se negó a aceptar, permaneciendo en el trono de Pedro hasta el final, en una larga y dolorosa agonía seguida en directo por millones de televidentes.
"De la cruz no se baja", comentó el secretario de Juan Pablo II, el actual cardenal polaco Stanislaw Dziwisz, en una suerte de crítica a la renuncia del Papa.
Se trata tal vez del mayor reproche que ha recibido hasta ahora, ya que la mayoría de los líderes políticos y religiosos del mundo han expresado solidaridad y comprensión.
"Ha sido como un rayo en cielo sereno", admitió el decano de los cardenales, Angelo Sodano, resumiendo el sentimiento reinante dentro de la Iglesia.