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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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Benedicto XVI reconoce la “gravedad” de su renuncia

Ciudad del Vaticano.-  

“No abandono la cruz. Estoy verdaderamente conmovido y veo a la Iglesia viva”, dijo ayer Benedicto XVI en su última audiencia y ante más de 200.000  fieles que colmaron la Plaza San Pedro para despedirlo. El Santo Padre, que hoy renunciará a su pontificado, declaró ser consciente de la “gravedad y también novedad” de la decisión que tomó “con una profunda serenidad de ánimo”.        

En la audiencia Benedicto XVI pronunció un conmovedor discurso en el que aseguró que su pontificado de ocho años tuvo momentos de alegría, “pero también difíciles”, aunque siempre se sintió protegido por Dios. “No me he sentido jamás solo, gracias”, dijo Benedicto XVI y agradeció también “este buen día de sol”.

Asimismo, afirmó: “Tengo una gran confianza porque la comunidad de creyentes escucha y acoge la palabra de Dios”. El Papa hablaba desde la ventana de su estudio del tercer piso del Palacio Apostólico, mientra abajo la gente, muchos con lágrimas, agitaban pañuelos, carteles y gritaban: “No estás solo, nunca te olvidaremos”.

La última audiencia general de los miércoles sirvió como gran despedida pública de Joseph Ratzinger, que el lunes 11 de febrero anunció su renuncia tras afirmar que no tiene fuerzas para seguir el papado.

La de ayer fue una despedida extraña porque en el caso de los papas se vivió siempre el luto de su muerte, la capilla ardiente, los funerales y los “novendiales”. En cambio ayer el vicario de Cristo estaba allí vivo, resignado a su decisión, explicando una parte de los motivos de su retiro, porque todos saben que también los conflictos internos agudos dentro del Vaticano entre las facciones enfrentadas contribuyeron a llenar de amargura a Benedicto XVI y a reforzar su decisión de irse por lo avanzado de su edad, ya que el 16 de abril cumplirá 86 años.

Joseph Ratzinger aludió a los conflictos interiores que lo castigaron al afirmar en el discurso que “en estos últimos años el camino de la Iglesia tuvo momentos de alegría pero también momentos no fáciles”, en los cuales “las aguas eran agitadas, el viento contrario y el Señor parecía dormir”.

“Siempre he sabido que en aquella barca está el Señor, la barca de la Iglesia no es mía. El Señor me ha siempre guiado”, dijo al recordar su elección como 265mo. sucesor de San Pedro el 19 de abril de 2005.

El Papa recordó que “en los últimos meses las fuerzas habían disminuido” y “pedí al Señor que me iluminara” para “tomar la decisión más justa por el bien de la Iglesia”.

“No regreso a la vida privada”, dijo después Benedicto XVI. No hará  “una vida de viajes, encuentros, conferencias. En el servicio de la oración continuaré, por así decir, en el recinto de San Pedro”. Y agregó: “No abandono la cruz, pero sigo en la cruz de un modo nuevo”.

Este encuentro se celebró en una mañana de sol radiante, lo que propició una presencia mayor de fieles, venidos de todas partes del mundo para dar el último adiós al papa Benedicto XVI. También asistieron numerosos cardenales venidos ya para el cónclave, arzobispos, obispos y cientos de sacerdotes.

Hoy, tras despedirse de los cardenales a las 17:00 locales (11:00 en Ecuador), partirá en helicóptero a Castelgandolfo, 30 kilómetros al sur de Roma. En la residencia estival pontificia, que es también territorio vaticano, aparecerá en el balcón del “palazzo” que da sobre la plaza del pueblo para saludar por última vez como pontífice a los fieles presentes y a un millar de periodistas que se han acredito para esta aparición final del Papa.

Benedicto XVI, acompañado por su secretario personal y por cuatro mujeres consagradas que realizan el servicio doméstico, vivirá “en la oración y el ocultamiento” del resto del mundo, en el “desierto evangélico” de Castelgandolfo durante dos meses. A fines de abril se trasladará al Vaticano a un monasterio que está siendo preparado, y en el que residirá.

A las 20:00 locales el cardenal camarlengo, el italiano Tarcisio Bertone, de 78 años, a cargo de los asuntos corrientes de la Iglesia en la transición del Papa que se va y el nuevo pontífice, entrará en los apartamentos pontificios acompañado por otros altos prelados, para cerrar herméticamente el lugar. En ese momento Benedicto XVI no será más Sumo Pontífice y recibirá el título honorario de Papa Emérito.

Desde ese momento comenzará la llamada sede vacante y probablemente desde mañana o el lunes  arrancarán las congregaciones generales cotidianas de los cardenales de todo el mundo que están llegando a Roma y en las que se tratarán los principales problemas de la Iglesia, que enfrenta una crisis a raíz de la renuncia del Papa.

Los 115 cardenales electores menores de 80 años deben decidir la fecha de comienzo del cónclave para elegir al sucesor de Joseph Ratzinger. Se estima que el inicio de la asamblea del Sacro Colegio en la Capilla Sixtina, donde se votará, será fijado para entre el 9 y 11 de marzo.

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