Barrios enteros están reducidos a escombros
El panorama es desolador tras el fuerte temporal que ha golpeado esta semana el sureste de EE.UU.: barrios enteros han sido destruidos y casi borrados del mapa. Así lo comprobó el presidente Barack Obama, quien visitó ayer el estado de Alabama para ver de cerca los efectos de los tornados y tormentas que han matado a más de 300 personas.
“Tengo que decir que no había visto nunca una devastación así”, expresó el mandatario estadounidense en visita a Tuscaloosa, una ciudad de 90.000 habitantes en el oeste de Alabama, donde muchas familias se han quedado sin viviendas tras los tornados más mortíferos ocurridos en este país en los últimos 40 años.
Las autoridades han contabilizado, hasta el momento, 213 muertos solo en Alabama, 34 en Tennessee, 33 en Misisipi, 15 en Georgia, 5 en Virginia y 6 en Arkansas. Se trata, además, una de las mayores catástrofes naturales que padece Estados Unidos desde el huracán Katrina, que asoló Nueva Orleans en 2005. Se calcula que murieron más de 1.800 personas.
“Quiero hacer un compromiso con las comunidades de aquí, vamos a hacer todo lo posible para ayudar en la reconstrucción de estas comunidades”, expresó Obama después de recorrer junto a su esposa, Michelle, varios barrios arrasados.
“No podemos traer de regreso a los que se han ido, están junto a Dios en este momento. Pero el daño a la propiedad, que es obviamente amplio, es algo respecto a lo cual podemos hacer algo”, acotó.
A los 303 muertos causados por los tornados se le añaden, a nivel nacional, otras diez muertes provocadas por las inundaciones desde que se desencadenaron las tormentas el pasado 22 de abril en el centro y sureste del país.
Alabama es de largo el estado más afectado, con 213 muertos, más de 1.700 heridos y casi un millón de personas sin electricidad. En este estado se han movilizado 2.000 soldados de la Guardia Nacional para las tareas de vigilancia, socorro y limpieza, y las autoridades de gestión de emergencias han desplazado 35 equipos a Tuscaloosa.
En Tennessee, las autoridades advirtieron a los conductores de vehículos que no entren a Alabama sin llenar antes los tanques de combustible, ya que los apagones y la destrucción han dejado sin servicio las estaciones de gasolina.
“Nunca habría imaginado que un tornado pudiera ocasionar una destrucción así en una ciudad”, lamentó Rose Livingston, mientras sus hijos cargan latas de soda, botellas de vino y alimentos que consiguió salvar de su pequeño comercio dañado por la tormenta. “No puedo dejar las cosas así. Voy a dormir aquí hasta que hayamos sacado todo”, agregó. Como ella, Thomas Higgins teme saqueos e instala placas de madera para remplazar un trozo de pared de su casa, destruido en pocos segundos.
“Tengo que conseguir cerrar la casa de alguna manera. Tengo muchas cosas bonitas y objetos de valor y quiero protegerlas. Todo el mundo sabe lo que pasa durante la noche en estos casos si no tenemos cuidado con nuestras casas”, añadió. Así como Higgins son muchos los que recuerdan las escenas de saqueos que siguieron al paso del huracán Katrina en Nueva Orleans en 2005.
Las autoridades del estado prometieron reforzar la seguridad e instaron al gobierno federal a reforzar la presencia de la Guardia Nacional.
Pero otros no tienen nada que perder, como Macolee Muhammad. “Un tornado llegó justo encima de mi casa. Intenté salir, pero el viento sacudía tan fuerte la puerta del baño que tuve que agarrarme y quedarme dentro”, explicó a la CNN. “Todas mis fotos volaron, todo lo que mi madre me había dado. Todo se fue, todo. No me queda nada más”, lamentó el hombre.