“No salgan de sus casas”. La advertencia fue lanzada por María Luisa Martini, alcaldesa de la ciudad de Bariloche, a los más de 112.000 habitantes de uno de los centros turísticos más importantes de la Patagonia argentina, un lugar paradisíaco rodeado de lagos y montañas pero que el jueves amaneció cubierto por un manto de ceniza que llega desde el volcán Calbuco, en el sur de Chile, del otro lado de la Cordillera de los Andes.

“Pedimos que cierren los bancos para evitar complicaciones. Hemos solicitado racionalizar el agua, comestibles, nafta (gasolina) y la electricidad”, sostuvo. Las autoridades suspendieron las clases y los turnos programados en hospitales públicos  y se cerraron los aeropuertos de la zona. Los vuelos hacia el noroeste de la Patagonia fueron suspendidos y el servicio de transporte colectivo de pasajeros se cumplió en forma limitada. La situación se repetía con la misma intensidad en las vecinas localidades de Villa La Angostura y San Martín de los Andes, visitadas por miles de turistas argentinos y extranjeros cada año y famosas por sus pistas de esquí, lagos cristalinos y excursiones cordilleranas.

Las habituales postales nevadas de la región cambiaron por completo. Gerardo Valitzky maneja un automóvil de alquiler en Bariloche y cuando salió temprano a trabajar halló su auto cubierto de ceniza. “Parecía harina, talco. El cielo estaba tapado de polvo y todo estaba oscuro. La visibilidad era de apenas 100 metros”, dice a EL TELÉGRAFO vía telefónica. El sol salió a las 07:30, pero recién se pudo ver a las 11:00.

Sus dos hijos no fueron a la escuela y su esposa faltó al trabajo. “Hay poca gente en la calle y muchas personas salieron con barbijos porque advirtieron que la ceniza podía tener azufre”, acota. Los turistas que se animaron a recorrer la ciudad estaban con barbijos y algunos hasta con antiparras para proteger sus ojos. La mayoría de la población local prefirió recluirse en sus casas y sintonizar un canal de noticias para mantenerse informado.

Los habitantes de la zona temen que se repita la emergencia ocurrida en junio de 2011 cuando la erupción del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle, también en el sur de Chile, provocó una histórica caída de ceniza de hasta 30 centímetros. El área sufrió pérdidas millonarias y la situación se agravó por la suspensión de la temporada turística del invierno austral. “Aquella vez fue terrible, pero parece que ahora no es tan grave”, dice Valitzky.

El alcalde de Villa La Angostura, Roberto Cacault, confirma esa visión: “Gracias a Dios no es la misma situación. Ya hemos constituido nuestro comité de emergencia, con medidas de prevención y cuidado de la población”.

La nube de ceniza avanzaba hacia el norte y había traspasado 200 kilómetros de Bariloche. Expertos advirtieron que, de acuerdo a la rotación de los vientos, podrían llegar hasta Buenos Aires el fin de semana.

Según el Servicio Meteorológico Nacional, las cenizas volcánicas cubrían ya la mitad sur de la provincia de Neuquén, una porción del sudoeste de la vecina Río Negro, ambas en la Patagonia, y una franja que cruza de este a oeste el territorio chileno hasta el océano Pacífico. (I)