Los centros de cambio funcionan los lunes, miércoles y viernes
Argentinos retoman el trueque ante la crisis
Otra vez el trueque. Como en los peores momentos de la crisis de diciembre del 2001, los argentinos más golpeados por el ajuste del gobierno de Mauricio Macri salieron a las calles a hacer frente a la pobreza con una práctica ancestral que ayuda a llevar comida a la mesa familiar.
Algunos se organizan en las redes sociales. Pero otros, los más postergados, copan una concurrida vereda de una zona céntrica de la localidad de Laferrere, oeste del Gran Buenos Aires, para ofrecer productos que intercambian por otros de primera necesidad. Van tres veces por semana –lunes, miércoles y viernes desde el mediodía- a ‘buscarse la vida’ en medio de la crisis. La cita es en la calle Luque Honorio, a metros de la estación del ferrocarril. Los ‘comercios’ callejeros –una manta tendida en el piso- se extienden por dos cuadras.
“Me llevo medio kilo de manteca (mantequilla) casera. Se lo cambié a una señora por un kilo de azúcar que me quedaba en casa. El cambio es muy conveniente”, dice una mujer de unos 50 años ante una cámara del Canal 9.
Nadie se esconde. Y menos se avergüenza. Una joven de 19 años, madre de dos hijos pequeños, cambia ropa usada por artículos para bebés, como pañales. Más allá, una señora madura ofrece pantalones de jean en trueque por comida. Lo que sea. Puré de tomate, harina, aceite, fideos... Aquí rige la ley de la oferta y la demanda pero sin dinero.
La vereda está llena por estos improvisados miembros de una sociedad del trueque que combate el ajuste, la pobreza y el desempleo en la Argentina. No es la primera vez que este fenómeno ocurre en el país austral.
El recordado Club del Trueque nació a fines del 2001 cuando la peor crisis social y económica que golpeó a esta nación sudamericana se llevó puesta a cinco presidentes en una sola semana. Primero nació un club en una pauperizada zona del Gran Buenos Aires, pero pronto se extendieron por todo el país, incluso en los barrios de clase media de Buenos Aires. Allí se intercambiaba de todo. Ropa usada, alimentos, artículos de limpieza y hasta dulces caseros.
Su auge fue tan importante que comenzaron a circular ‘billetes’ de trueque utilizados para las distintas transacciones. Pronto la falsificación hizo estragos en el sistema y el trueque quedó herido de muerte. La salida de la crisis en los años posteriores fue dejando atrás un mercado que mantuvo de pie a decenas de miles de argentinos sin trabajo.
Ahora la historia vuelve a repetirse. No con la misma intensidad. Entonces la pobreza sobrepasaba el 50% después de una devaluación que puso fin al régimen de “convertibilidad” que rigió durante la presidencia neoliberal de Carlos Menem y que le dio a cada peso el valor de un dólar. Los argentinos creyeron que ingresaban al primer mundo, viajaban por todos lados, tenían salarios muy superiores al resto de la región y acompañaron al gobierno. Pero mientras unos ganaban, otros perdían. La pobreza fue creciendo de la mano de la desocupación y la oleada de privatizaciones marcadas por la corrupción y el despilfarro no paraba.
Dieciséis años después la pobreza abraza a casi uno de cada tres argentinos, un índice enorme para un país rico. La compleja situación económica heredada por Macri al asumir en diciembre del 2015 se agravó con políticas de ajuste y despidos que derivaron en un mayor desempleo y el aumento de la pobreza.
Los argentinos tuvieron entonces que reorganizarse y el trueque volvió a ser una salida para muchos. Pero además del mercado improvisado en Laferrere, hay ferias virtuales organizadas a través de las redes sociales.
Una de las páginas creadas especialmente por los usuarios se llama ‘Trueque en Ituzaingó’, otra localidad del oeste del Gran Buenos Aires. Allí se invita a ‘truequear’ a todos quienes buscan escaparle a la crisis. En sus páginas llueven ofertas. Otras están copadas por habitantes del populoso distrito de La Matanza, el más grande de la provincia de Buenos Aires.
Según datos de la red del trueque global, en el pico de la crisis del 2001/2002 llegaron a existir en el país 5.500 centros de trueque. Se estima que hasta dos millones de argentinos acudían a esos lugares todas las semanas. Hoy se cree que hay unos 400. Y la cifra va en aumento. (I)
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Otra huelga docente paraliza las clases
Los argentinos están acostumbrados a las huelgas docentes. Ya no son una novedad. Después de un conflicto que mantuvo en jaque al ciclo lectivo en la populosa provincia de Buenos Aires, ahora es el turno de los maestros de la rica capital que paralizaron ayer sus tareas por reclamos salariales. Y los perjudicados siempre son los mismos: los alumnos que estudian en la escuela pública.
La medida de fuerza incluyó una movilización a la sede del ministerio de Educación y a la Legislatura locales exigiendo una actualización salarial del 30%. Las autoridades solo ofrecieron un aumento del 19% considerado insuficiente por los gremialistas. Sus pares de la provincia bonaerense cerraron su conflicto la semana pasada tras alcanzar un incremento del orden del 27,4%.
El paro no es el primero de este año. Es el undécimo que detiene durante 24 horas las clases en la ciudad de Buenos Aires desde el comienzo del ciclo escolar en marzo. Pero los docentes amenazaron con ir más allá y recurrir a la justicia ante la decisión del gobierno de descontarles el día a los maestros que se adhirieron a la huelga. El ejecutivo porteño está en manos de la alianza conservadora Cambiemos que responde al presidente Mauricio Macri.
El motivo de la protesta no solo se recuesta en el reclamo salarial. Eduardo López, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), dijo que el paro fue convocado a raíz “de un cierre unilateral” de las negociaciones con el gobierno local. Las autoridades ofrecieron el 19% de aumento que en la práctica significa 2.000 pesos “para todo el año” ($ 115). En caso de que se les descuente el día de huelga, los docentes perderán la mitad de esa cifra, ya que cobran un plus por presentismo.
Los docentes de la ciudad vienen reclamando reabrir las negociaciones con el gobierno desde hace tres meses. Además advirtieron que rechazarán un eventual aumento del 21,5% que la ministra de Educación, Soledad Acuña, anunció que presentaría el jueves a los 17 gremios docentes que actúan en el ámbito de la capital. “Un 30% de aumento sería una suma coherente”, enfatizó López.
En 2016 la inflación en la Argentina superó el 40%. Y para este año el Estado previó un índice del 17%, pero los gremios estiman que finalmente sobrepasará el 25% anual.
El conflicto recién empieza. (I)