El trueque se renueva en Argentina con fines solidarios, ante la crisis
Como consecuencia de la crisis económica y un medio de supervivencia, aquellas ferias de intercambio comercial o trueque que surgieron en la década de los 90 volvieron a tomar fuerza en Argentina.
Familias que no pueden comprar artículos en los comercios tradicionales, utilizan este mecanismo de intercambio para alimentar a sus hijos, mientras la economía del país es supervisada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la inflación supera el 47%.
Las convocatorias para participar en los denominados “clubes del trueque” se realizan a través de redes sociales o mensajes instantáneos que se envían desde teléfonos inteligentes.
Se constituyen plataformas para, una vez a la semana, cambiar alimentos o productos básicos por servicios o cosas usadas.
Todo se puede cambiar por alimentos o un tope de hasta 250 pesos ($ 5), aunque se consiguen pantalones por 50 pesos (menos de $ 1), explica Rubén Ravera.
El argentino es uno de los fundadores del histórico “club de Bernal”, surgido en mayo de 1995 en la periferia sur de Buenos Aires, que ahora funciona los domingos. Allí exhiben sus productos, principalmente ropa usada, pero también hay tortas caseras y hasta artículos para celulares.
Ravera precisa que el club cuenta con un grupo de coordinación que promueve lo que cada uno produce o genera. De esa manera se arma un mercado que puede tener desde 10 personas hasta miles.
Una situación similar ocurrió en la crisis bancaria de 2001-2002, en el gobierno de Fernando De la Rúa, donde, por ejemplo, el “club del trueque de Luján de Cuyo”, en Mendoza, llegó a tener 30.000 personas.
“Me da una tristeza bárbara. En 2001 iba al trueque con mi mamá y ahora ver a mis hijas cambiando pantalones por un poco de comida, es un dolor grande”, lamenta Paula Reinaldi.
Ella tiene cuatro hijos que mantiene, su sueldo es de 15.000 pesos ($ 330) y no alcanza para sus gastos. “Todos mis chicos visten del canje”, comenta. (I)