Argentina entró de nuevo en el neoliberalismo
Argentina deja atrás un año marcado por un giro ideológico de 180 grados. Ahora se apresta a ingresar al 2016 bajo un manto de incertidumbre tras una megadevaluación del 40% del peso, aumentos de precios que en el caso de la carne llegan al 50% y la liberalización total de su economía que ha beneficiado a las grandes empresas del país y al mismo tiempo ha significado una caída del salario real y de las jubilaciones.
El 10 de diciembre ha nacido un nuevo país de la mano del presidente derechista Mauricio Macri. En menos de 20 días, la impronta de su nuevo gobierno dio un vuelco a 12 años de gobiernos kirchneristas que privilegiaron el rol del Estado como impulsor de políticas de desarrollo y como contralor de la economía, con sus errores y aciertos. Macri liberó las retenciones a las exportaciones industriales y de carne y granos (con excepción de la soja, a la que otorgó una rebaja de 35% a 30%) y terminó con el control de cambios vigente desde el 2011 provocando en solo un día una depreciación de la moneda en torno al 40%. Nadie en el país discutía la necesidad de terminar con el llamado ‘cepo’ cambiario, pero el debate estaba dado por la repercusión inflacionaria que tendría una medida de ‘shock’ como liberar el dólar de un día para el otro y la posibilidad de hacerlo en forma gradual.
El dólar pasó de 9,81 pesos a alrededor de 14. Las mayores beneficiadas por estas medidas fueron un centenar de empresas que acaparan el 75% del total de las exportaciones. Incluso, solo 25 de ellas agrupa la mitad de esas ventas al exterior.
Los argentinos, en especial su clase media que fue la principal opositora al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, pueden ya comprar libremente dólares para ahorro, la moneda que eligen para resguardarse ante las históricas crisis económicas y sociales que tuvieron su punto más caliente en diciembre del 2001. Pero la devaluación que siguió a esta liberalización amenaza con desatar una crisis inflacionaria que podría irse de las manos a las nuevas autoridades de Economía, comandadas por el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay.
El índice inflacionario de noviembre fue del 2,5%, pero economistas estiman que diciembre cerrará en 3% y en enero volará a 5%, llevando a una proyección anual del 40%, superior al 24% en que cerraría el 2015.
“Los aumentos en la carne llegan hasta el 50%”, alertó el vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Capital Federal, Alberto Williams.
En las panaderías denuncian que la harina se incrementó en un 20% en las últimas semanas.
El exministro de Economía y actual diputado nacional del kirchnerista Frente para la Victoria, Axel Kicillof, dijo que “cuando se devalúa 40%, uno tiene que esperar en el próximo tiempo un traslado de esta devaluación en diferentes proporciones a prácticamente todos los bienes de la economía. La devaluación es inflacionaria. Y si se produce una devaluación fuerte o muy fuerte, como ha sido, el impacto en precios va a ser fuerte”, indicó.
Kicillof, en un acto barrial que reunió a unas 7.000 personas, dijo que la devaluación golpeará “el poder adquisitivo de los salarios” y “también va a generar problemas de demanda, de consumo y va a afectar la actividad económica”.
“Están generando recesión e inflación”. Macri lleva adelante “un paquete ordodoxo. No hemos visto una sola medida a favor de los sectores populares, asalariados y jubilados. Ahora inventan que hay un déficit (fiscal) kilométrico (en torno a 7,5 puntos del PIB) para aplicar el plan de ajuste, que es también el plan del FMI”.
Según Kicillof, todas las medidas adoptadas por el gobierno “favorecen a pocos” y perjudican, “a través de su transmisión a precios, a la mayoría” de la población. “Si el plan es el plan del FMI, como parece ser hasta ahora, nada bueno se puede esperar el año que viene”, graficó.
El gobierno de Macri comenzó además a negociar con los “fondos buitres” un arreglo que permita al país saldar el conflicto por la deuda externa impaga en poder de estos “holdouts”, algo a lo que se había negado el anterior gobierno. Además tramita préstamos de bancos internacionales para aumentar las alicaídas reservas del Tesoro y amortiguar así la salida del ‘cepo’, dejando atrás la política de desendeudamiento del kirchnerismo.
“Hay aroma a los 90”, cuando en el país sudamericano reinó el neoliberalismo, resumió un aliado estratégico de Macri, el líder de la Confederación General de Trabajo (CGT), Hugo Moyano, quien rompió con el kirchnerismo en el 2011 y pidió un bono de fin de año para aplacar la caída del salario real de los trabajadores. Pero estos no fueron los únicos cambios que se vivieron en Argentina en este fin de año. La política exterior también dio un vuelco. Macri se enfrentó duramente con la Venezuela de Nicolás Maduro en la reciente cumbre del Mercosur en Asunción, pidiendo la liberación de los “presos políticos” en ese país, lo que derivó en una airada respuesta de Caracas que denunció el “injerencismo” argentino en los asuntos internos venezolanos.
Prat Gay intentó resumir las primeras semanas del gobierno durante la reunión regional en Paraguay.
“Están todos muy conformes con la posibilidad que se abre ahora, la de Argentina integrándose de otra manera, con la voluntad de construir un Mercosur más amplio, más transparente, más racional, más regional. Y algo mucho más duradero si es que lo ponemos en esos términos. Todos están sorprendidos, como lo están en Argentina, de que lo hiciéramos tan rápido, y sin traumas. Nosotros estamos tranquilos porque era lo que teníamos que hacer”, aseguró. (I)