Argentina denuncia ataque especulativo ‘muy fuerte’
El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, jaqueado por una pronunciada devaluación del peso y “ataques especulativos” del mercado, anunció el fin del llamado “cepo cambiario”, una de las medidas más resistidas por el empresariado y la influyente clase media nacional.
Desde el lunes próximo, los argentinos podrán comprar nuevamente dólares para ahorrar, una operación prohibida desde agosto de 2011. A cambio, deberán demostrar que poseen capacidad contributiva, lo que genera dudas entre los potenciales compradores que temen trabas y arbitrariedades como las denunciadas con la compra de divisas para turismo.
Todas las miradas convergen ahora al día lunes, una especie de día D para el mercado cambiario argentino. La pregunta es ¿a cuánto cotizará el dólar oficial después de la pronunciada devaluación de la moneda? El peso se depreció 8,54% el jueves con la divisa estadounidense a 7,75 pesos por unidad para la venta y 7,65 para la compra. Se trató de la mayor caída en un solo día desde marzo de 2002, cuando el país austral estaba inmerso en una severa crisis económica. En el último año la depreciación del peso frente al dólar llega a 56%. Este viernes cotizaba a 8,05 pesos en las pizarras del Banco Central.
En el mercado paralelo, el llamado dólar “blue” llegó a sobrepasar el jueves los 13 pesos en las “cuevas financieras”, aumentando más la brecha cambiaria a pesar de los esfuerzos del gobierno por controlarla y las promesas de no devaluar. El país está inmerso en una delicada coyuntura económica: viene sufriendo una severa pérdida de reservas internacionales que se ubican en 30.000 millones de dólares, a raíz del pago de la deuda externa y el déficit energético y turístico. En lo que va del año se perdieron 840 millones y 12.700 durante 2013. Desde 2011 las pérdidas suman 22.400 millones de dólares, el 40% del total atesorado hace tres años.
Desde el gobierno, el ministro de Economía, Axel Kicillof, denunció “un ataque especulativo muy fuerte” contra el peso, mencionando incluso a la petrolera Shell, y advirtió que “hay intereses muy fuertes que atentan contra el proyecto económico”.
“Hay 11 millones de toneladas (de granos) sin liquidar, hay 6.500 millones (de dólares) que podrían estar en las reservas” del Tesoro, sostuvo al denunciar maniobras especulativas del campo, el principal motor de la economía con el cultivo de soja a la cabeza. El gobierno, además, calcula que se fugaron del país 15 mil millones de dólares en operatorias llamadas “contado con liqui” (un tipo de cambio que surge de comprar acciones bursátiles en pesos y venderlas en el exterior en dólares).
De los 8 pesos del dólar oficial a los 13 del mercado negro hay una enorme brecha que el gobierno busca disminuir. Un operador que se mueve en el mercado paralelo dijo ayer a EL TELÉGRAFO que la jornada parecía “un feriado virtual. El dólar paralelo bajaba a 11,80 y 12,20 para la compra y venta. Las operadoras vaticinaban un dólar oficial entre 8 y 8,30 pesos para el lunes. A eso se le debería sumar el 20% de adelanto por concepto de impuesto a las ganancias y bienes personales que impone el gobierno.
A pesar de las nuevas medidas, el mercado negro seguirá existiendo ya que allí convergerán aquellos que quieran adquirir divisas y no puedan justificar sus ingresos ante el fisco. Además, el gobierno no precisó el monto máximo de compra para personas físicas (las empresas no están autorizadas).
Al hacer el anuncio, el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, dijo que el gobierno considera que el dólar “llegó a un nivel de convergencia aceptable para los objetivos de política económica”.
Federico Sturzenegger, principal referente del área económica de la derechista Propuesta Republicana (PRO), del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, dijo que “la reducción de la brecha es algo que Argentina necesitaba. Es una buena noticia. Resuelto este tema, ahora hay que poner el foco en la inflación y en la economía, cuidando el bolsillo de los argentinos, con menos impuestos y menos inflación”.
Según mediciones privadas, el índice inflacionario sobrepasa el 25% anual. Para el gobierno ronda el 10%, pero autoriza aumentos salariales anuales similares al índice de inflación medido por privados.
“Si el gobierno cree que a 8 pesos se encontró un equilibrio, pero hay 30% de inflación (...) está jugando con fuego”, alertó el economista opositor Carlos Melconian.
Una gran preocupación del gobierno es brindar certidumbre a la población. Pero la mayor duda de la gente es cómo impactará esta devaluación del peso en los precios, ya que la industria nacional se nutre en muchos casos de productos o insumos importados. Fabricantes de autos y motos, y hasta de productos alimenticios y textiles, retiraron sus listas de precios por desconocer los nuevos costos de producción.
Kicillof aseguró entonces que “es mentira, desde todo punto de vista, que esto se traslade a los precios. Esperamos que la gente entienda que han habido fuertes movimientos de desestabilización económica para fijar precios que no son precios”.
La recuperación del salario ha sido uno de los logros más importantes del gobierno en estos últimos 10 años, sacando de la pobreza a millones de personas, pero la creciente inflación amenaza con licuar el poder adquisitivo de los argentinos, uno de los más altos de la región.