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La región blinda a Argentina en su reclamo por las Malvinas

La región blinda a Argentina en su reclamo por las Malvinas
01 de abril de 2012 - 00:00

El apoyo de la región a Argentina de su reclamo a Reino Unido sobre la soberanía de las Malvinas se fortalece tres décadas después de la guerra que se generó entre ambos países por las islas, situadas en el Atlántico Sur. 

El conflicto estalló el 2 de abril de 1982 cuando soldados argentinos de la junta militar gobernante al mando del general Leopoldo Galtieri ocuparon el archipiélago. El desenlace ocurrió 74 días después con la victoria de Gran Bretaña, cuya primer ministra era Margaret Thatcher. El saldo: más de 900 soldados muertos (255 británicos y 650 argentinos).

El aniversario número treinta del inicio de la guerra está precedido por una escalada de tensiones entre Reino Unido y Argentina. Una de las últimas se produjo esta semana en la Cumbre Nuclear en Seúl (Corea del Sur) cuando el canciller argentino Héctor Timerman exigió a Londres que confirme la ausencia de armas nucleares en el Atlántico Sur. El ministro de Exteriores se refirió al supuesto envío de un submarino británico a las islas.

La respuesta de Gran Bretaña fue inmediata: el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, aseguró que las   alegaciones argentinas eran “infundadas” y “sin base”.

Al cumplirse mañana tres décadas de la guerra, Reino Unido reitera su compromiso de defender las islas Falklands, como ellos las llaman, y exige al país sudamericano que respete la autodeterminación de los malvinenses que quieren continuar bajo soberanía británica.

En los últimos años, en cambio, la estrategia diplomática de Buenos Aires se ha centrado en instalar  el caso de  las  islas  en los foros internacionales y como uno de los temas más importantes de defensa regional sometidos a debate en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). El bloque de Mercosur (Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil), por su parte, acordó a fines de 2011 impedir la entrada a sus puertos de barcos con bandera de las Malvinas.

A inicios de año, el canciller brasileño, Antonio Patriota, expresó a su par británico William Hague que su país y la región apoyan la soberanía argentina sobre las islas y las resoluciones de las Naciones Unidas que instan a ambos gobiernos (argentino y británico) a dialogar sobre el tema.

El litigio, que data de 1833, cuando tropas inglesas expulsaron a la población argentina de las islas, formará  parte también de la agenda de la sexta Cumbre de las Américas que se realizará entre el próximo 9 y el 15 de abril en Cartagena (Colombia). Así lo confirmó la canciller colombiana, María Ángela Holguín, al informar esta semana que América Latina apoya unánimemente al gobierno de Cristina Fernández, y rechaza la presencia militar británica en la región.

El ex embajador de Argentina en Naciones Unidas, Emilio Cárdenas, manifiesta a El Telégrafo que el apoyo regional  es absolutamente vital. El ex diplomático destaca que el respaldo de Latinomérica aumenta su poder de negociación y genera rechazo colectivo a la posición británica de no negociar el tema pese a las resoluciones de la Asamblea de la ONU.  “Advierte, además, a los británicos que la explotación de hidrocarburos va a ser compleja y cara. Y hace las cosas más difíciles para los británicos en sus ambiciones antárticas”, agrega.

La acción regional -opina el ex embajador- puede ser también trascendente para evitar que los británicos continúen vendiendo licencias para pescar en el Atlántico sur. “Si las flotas que allí operan ven dificultados en su abastecimiento y reparaciones, el atractivo de comprar esas licencias disminuiría presumiblemente”.

Cárdenas considera, además, que en Argentina hay ahora una conciencia generalizada de que el único camino a transitar es el de la diplomacia y las negociaciones pacíficas, y no el de la acción militar. 

El coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de Buenos Aires, Gabriel Puricelli, manifiesta a este diario que   cada aniversario de ese conflicto recuerda de dónde proviene la democracia argentina: “de la derrota militar de un gobierno que no quería las Malvinas para la Argentina, sino todo el poder para sí”.

El politólogo argumenta que durante estos treinta años, los argentinos han construido un régimen democrático estable y han retomado el camino de la diplomacia para argumentar sus derechos.

“Argentina se colocó en las antípodas de la posición amenazante que adoptó el gobierno dictatorial durante el aciago semestre de 1982 en que construyó una escalada que terminó en desastre”, enfatiza.

Asimismo, toda la región retomó la senda de la democracia en el curso de las tres últimas décadas. En ese contexto, Gabriel Puricelli señala que los gobiernos surgidos de la voluntad popular han ido desactivando los conflictos que le daban de comer a los autócratas de cada nación. 

Por lo que afirma que ha surgido una conciencia creciente del papel que toda América Latina está llamada a jugar en un mundo cambiante, en el que los viejos poderes imperiales retroceden y en el que la soberanía se define no solo ya por el control de territorios, sino por el de los recursos que éstos contienen.

“Esa nueva realidad es la que va inclinando tan pausada como decisivamente las Malvinas hacia su integración soberana (con unos isleños que habrán de ser ciudadanos plenos) en la América del Sur del siglo 21”, puntualiza Puricelli.

El politólogo Rosendo Fraga, miembro del Instituto de Historia Militar y director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, expresa que en el ámbito regional, el apoyo del Mercosur y de Unasur ha tenido un efecto político y diplomático, pero de limitadas consecuencias prácticas.

Fraga detalla que esto se debe a que siguen atracando en puertos de América del Sur los buques de la armada británica -como sucedió en enero con el rompehielos británico que hizo escala hacia Malvinas- y los buques de terceras banderas que se dirigen o retornan de las islas.

“Es una medida que no influye en realidad sobre la vida de las islas, pero que políticamente muestra respaldo regional a favor de Argentina”, añade el analista político.

Para el director de Nueva Mayoría, el gran tema de largo plazo en el Atlántico Sur son los recursos naturales de la Antártida, aunque ésta se encuentre internacionalizada. “El Reino Unido reclama soberanía territorial sobre la Antártida -explica Fraga- a partir de su presencia en Malvinas y otras islas, como las Georgias, y esta pretensión de soberanía choca con las que sostienen Argentina y Chile”.

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