Angola y Namibia recuerdan matanza de Cassinga
Los gobiernos de Angola y Namibia recuerdan en las provincias angoleñas de Cunene y Huila la matanza de Cassinga, donde el 4 de mayo de 1978 fuerzas racistas sudafricanas cometieron una gigantesca cacería humana, se conoció hoy.
La agencia estatal de noticias Angop indica que para rememorar el aniversario 38 del deplorable acontecimiento se programó desde el domingo una serie de actos en las que participan autoridades nacionales y una delegación namibiana integrada por la embajadora de Windhoek en Luanda, Cláudia Grace, y representantes de la Organización del Pueblo de África Sudoccidental (Swapo).
En la agenda figura un recorrido por la zona de Tchetekela, municipio de Ombadja (Cunene), y una visita al santuario de los soldados caídos en Cassinga.
La comitiva extranjera, acompañada por el gobernador de Cunene, António Didalelwa, viajará también a Cassinga (Huila), donde visitará otro monolito en recordación a ese suceso.
Historiadores aseguran que la barbarie de Cassinga representa el mayor ataque por aviación perpetrado por el entonces régimen del apartheid en la caza de los militantes de la Swapo, fuerza política opositora a la ocupación y dominación de territorio namibiano por parte del gobierno sudafricano.
La Swapo tenía a Angola como bastión de refugio y cobijo, y en Cassinga radicaba un campamento de refugiados namibianos, ubicado a 250 kilómetros de la frontera internacional.
En la mañana del 4 de mayo de 1978, cuando sus pobladores se disponían a iniciar sus actividades cotidianas, un inesperado alud de bombas de fragmentación, fuego y metralla sembró la destrucción y la muerte en el tranquilo lugar.
Testigos relataron cómo aviones sudafricanos bombardeaban y disparaban sin piedad a indefensos civiles, preparando el escenario para que después más de 500 paracaidistas lanzados desde naves del tipo Hércules C-130 dieran comienzo a una matanza para exterminar toda huella de vida.
Imágenes tomadas por fotógrafos occidentales en Cassinga horrorizaron al mundo al mostrar los cadáveres de 582 hombres, mujeres y niños.
La agresión, exitosa desde el punto de vista militar, fue una derrota política para Sudáfrica porque impulsó la adopción en las Naciones Unidas de la Resolución 435, que exigía la independencia de Namibia. (I)