La X Cumbre de la Alianza del Pacífico, realizada en el balneario peruano de Paracas, fue clausurada la noche del viernes por los presidentes de Chile, Michelle Bachelet; de Perú, Ollanta Humala; y de México, Enrique Peña Nieto.

En la declaración final expresaron su satisfacción por la entrada en vigor, el próximo 20 de julio, del Acuerdo Marco y el desgravado de los aranceles del 92% de los bienes y servicios del comercio interno del bloque.

El mandatario colombiano, que también participó en el encuentro, retornó anticipadamente a su país debido a dos atentados con explosivos en Bogotá.

En la inauguración de la cita, la noche del jueves 2 de julio, Ollanta Humala resaltó los resultados alcanzados desde que este grupo de países decidió, en 2011, echar a andar un proyecto que permita impulsar desarrollo conjunto en una diversidad de áreas de interés social, económico, deportivo, cultural y medioambiental.

“En pocos años hemos alcanzado lo que muchos otros espacios no han logrado aún”, sentenció el mandatario peruano, adicionando a su punto de vista la descripción de metas alcanzadas, y del papel que los empresarios y su inversión han tenido en las mismas.

Uno de los temas definidos con los que los presidentes llegaron al encuentro suscitado en Paracas, población turística ubicada a 5 horas al sur de Lima, fue el de la creación de ventanillas únicas para el comercio exterior entre los países miembros.

El objetivo es que en el segundo semestre de 2016 se pueda tener un tránsito más fluido en el comercio exterior de estas naciones, agilizando los trámites requeridos para ello mediante la unificación de procesos, así como la determinación de documentos, permisos y licencias que se podrán obtener en línea y que eliminarán retrasos innecesarios.

Se calcula que esta medida duplicará, en los primeros 12 meses de su puesta en marcha, el nivel de comercio que se maneja entre los integrantes de la Alianza.

En la actualidad, a pesar de que los países miembros representan el 38% del producto interno bruto de América Latina y el Caribe, la octava economía más grande del mundo, circula entre ellos apenas un 4% del total de sus exportaciones, siendo mayoría el intercambio de materias primas que supera largamente a la transferencia de tecnologías e industria local.

Tomando en cuenta que uno de los principios que rige la reunión de estos países corresponde a la circulación libre de personas, bienes, servicios y capitales, la búsqueda de reducir al máximo las trabas burocráticas para el intercambio comercial no hace más que potencializar la unidad entre los miembros, quienes ya han probado, en algunas ocasiones, negociaciones en conjunto frente a países de Europa y Asia, ante los que se han mostrado como un bloque sólido, sustentado en el discurso de apertura mercantil.

La presencia de empresarios de los países miembros fue una tónica particular en este encuentro. La razón no era mínima: las negociaciones previas a la X Cumbre dejaron listo el convenio mediante el cual se elimina el 92% de aranceles correspondientes a los bienes que circulan entre los integrantes de Alianza del Pacífico.

Así, el 20 de julio entrará en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre los integrantes de este acuerdo, favoreciendo la expansión de sus mercados. Perú, por ejemplo, podrá alcanzar un espacio de 200 millones de personas, con arancel cero a gran parte de sus productos.

Cuando las negociaciones para la creación de esta Alianza entre países sucedían en 2011, una idea rectora guiaba a los cancilleres encargados de ello: la unidad de las naciones que la integrarían estaría regida más que por criterios de vecindad, por criterios de afinidad.

Los puntos comunes que se resaltaron entonces apuntaron a la vigencia del Estado de derecho, el libre comercio y la convicción democrática como requisitos fundamentales para el sostenimiento de la unidad.

Cuatro años después, esa hoja de ruta sigue inalterable y fortalecida en los acuerdos que integran la ‘Declaración de Paracas’, documento con el que se dio por finalizado este encuentro.

No estuvieron ajenos, en los dos días que duró el evento, algunos incidentes de carácter político que evidenciaron la reconciliación de ciertas fisuras internas.

La reunión entre Michelle Bachelet, presidenta de Chile, y Ollanta Humala, por ejemplo, tuvo como antecedente las declaraciones que el peruano realizara en torno a Bolivia y su intento por conseguir una salida al mar.

“Perú no tiene qué hacer en ese tema”, fue la frase con que su presidente decidió zanjar, de una vez por todas, el desacuerdo. (I)