Tras el ataque al semanario satírico Charlie Hebdo ocurrido el miércoles pasado en París -por la publicación de ilustraciones de Mahoma consideradas insultantes por los musulmanes radicales-, en Francia surgieron varias hipótesis contradictorias que atribuyen la ejecución del atentado a 2 bandas terroristas.

Tras la confirmación de que Cherif Kouachi y su hermano Said - los terroristas que masacraron a 12 personas en la redacción de Charlie Hebdo- pertenecían a la red que dirigió Osama bin Laden, un líder de Al-Qaeda radicado en Yemen indicó el viernes pasado que las operaciones fueron seguidas directamente por los cabecillas de su organización “y han elegido el blanco con cuidado”. Al siguiente día, surgieron evidencias que cambiaron el panorama y pusieron como mentalizador de la operación al grupo terrorista Estado islámico de Irak (EI), al que perteneció Amedy Coulibaly.

Coulibaly, que tomó el mercado kosher en la capital francesa y mató a 4 rehenes y 1 policía el viernes, mediante un video, filmado horas antes del ataque, se identificó como integrante de este grupo.

Según el corresponsal del diario El Clarín, Marcelo Cantelmi, este lío de siglas tiene el correlato de que ninguno de esos grupos se atribuyó seriamente los ataques. “El golpe a valores clave occidentales busca una reacción cuyo resultado es fortalecer a los fundamentalismos de la región que están enlazados con poderes económicos y políticos mucho más terrenales que lo que se pretende sugerir con el envoltorio religioso. Cuanto mayor sea la arabofobia e islamofobia que puedan despertar, mayor es la cosecha de halcones para sostener el relato del enemigo occidental que justifique la mano dura y la represión en sus propias comarcas”, sentenció en un artículo.

Además, los medios musulmanes han condenado la violencia en Paris, y la califican como un atentado contra la paz y un desafío para la aceptación del Islam. Por ejemplo un editorial de Túnez indica “mientras se discute sobre la expansión del islamismo radical, este se difunde por el mundo. Un fundamentalismo que destruye y mata”.

Los expertos en seguridad en Francia señalaron al medio Hechos de Hoy que los atentados de París mostraron por primera vez que hay cooperación estrecha entre EI y Al-Qaeda. A la vez se evidenció la importancia de los estrictos controles en los aeropuertos y la necesidad de un fichero policial que identifique a los yihadistas y sus cómplices ya que es la lección más urgente de la matanza en Charlie Hebdo y el secuestro de rehenes  en el supermercado judío.

Actualmente Francia se mantiene en alerta de seguridad nacional nivel 3 y han movilizado a 10.000 militares para proteger lugares sensibles, luego de que el primer ministro, Manuel Valls, aseguró que hay 1.400 aspirantes a la yihad en su territorio.

Según datos oficiales, 2.000 europeos combaten en las filas del Estado Islámico, de ellos; 700 son franceses, 500 británicos, 270 alemanes y unos 50 españoles.

El portal digital español La Semana analizó otra postura y publicó que actualmente Al-Qaeda y el Estado Islámico pugnan por el liderazgo yihadista.

Las organizaciones terroristas, islamitas radicales, hasta febrero de 2014, eran aliadas. De hecho, hasta hace unos años, el Estado Islámico llevaba el nombre de ‘Al-Qaeda en Iraq’. La ruptura llegó cuando el EI quiso expandir su poder a la vecina Siria, para luchar contra Al Assad. Lo hizo sin pedir permiso a Al-Qaeda, que renegó de ella.

Diferencias entre los grupos

De acuerdo con el Instituto de Washington para la política de Oriente, los 2 grupos tienen diferencias tácticas, de liderazgo y creencias.

Al-Qaeda se origina en las clases medio-altas, con educación universitaria, en cambio,  la precedente de ISIS es más pobre, menos educada, con orígenes incluso criminales.

En cuanto a sus objetivos, mientras el EI ataca a las poblaciones locales que se oponen a él, Al-Qaeda está más centrada en atacar al enemigo extranjero, como EE.UU. Se trata, por tanto, de  2 generaciones distintas: Al-Qaeda está  integrada por yihadistas formados entre la década de los 80 y 90 en Afganistán.

El EI está compuesto  por los que han luchado en Iraq y Siria en la última década y se consideran los verdaderos herederos de la Al-Qaeda de Bin Laden. Cree que la única manera de salvar el Islam es con la purga, mientras que Al-Qaeda asegura que el problema son los no musulmanes o los apóstatas.

Zawahiri, líder de Al-Qaeda, por su parte, considera que su antiguo aliado se ha convertido en un grupo desviado.  Para el Estado Islámico todos los habitantes de un territorio deben actuar bajo la ley de Dios. En cambio, para Jabat al Nusra, el brazo oficial de Al-Qaeda en Siria, las alianzas son estratégicas para luchar contra Assad.