Dos atentados contra la comunidad chií en las ciudades afganas de Kabul y Mazar-e Sharif dejaron este martes al menos 62 muertos y 135 heridos, según los reportes de fuentes oficiales.

El primer ataque se registró hacia el mediodía (hora local) cuando un suicida se coló entre los miles de chiíes que abarrotaban la entrada del santuario de Abul Fazl, al sur de la capital afgana, y detonó una carga explosiva que mató al menos a 58 personas y dejó heridos a otros 130 fieles.

Medios locales informaron que este ataque fue reivindicado por el grupo Lashkar-e-Jhangvi al-Alami, ramificación de una organización sectaria paquistaní.

Los talibanes de su lado desvincularon participación al afirmar que su movimiento "no permite atacar a afganos en nombre de su religión, tribu o procedencia".

Este atentado en Kabul es uno de los más sangrientos registrados en Afganistán y es el que más víctimas mortales ha dejado en el último año.

Minutos después del primer atentado, una explosión también contra fieles chiíes en la plaza de Alokozai de Mazar-i-Sharif, capital de la norteña provincia de Balkh, mató a cuatro personas.

De acuerdo a las fuentes policiales el atentado, realizado mediante una bicicleta cargada de explosivos, causó también cinco heridos.

Los ataques sectarios contra la minoritaria comunidad chií son habituales en algunos países musulmanes durante la fiesta de la Ashura, que en estos días reúne a miles de fieles en los santuarios de esta rama del islam.

Los atentados de este martes se producen un día después de que la comunidad internacional se comprometiera apoyar financieramente al país asiático tras la retirada en 2014 de las tropas internacionales.