Al menos 42 personas murieron y otras 141 resultaron heridas este jueves tras una serie de atentados registrados en diferentes localidades de Irak.

Los ataques, en su mayoría contra los servicios de seguridad, ocurren en momentos en que crece la tensión entre algunos partidos políticos y el primer ministro iraquí, acusado de querer instaurar una nueva dictadura.

En Bagdad, donde por lo menos 11 personas fallecieron, el atentado más espectacular fue realizado contra el convoy del ministro de Salud, el kurdo Magid Hamad Amin. El funcionario salió ileso, pero dos transeúntes murieron y nueve personas resultaron heridas, incluyendo a cuatro guardaespaldas.

Dos coches bomba y un artefacto estallaron de manera simultánea en el centro de Kirkuk contra patrullas de la policía iraquí.

En otro incidente, cuatro personas murieron y otros seis, entre ellos un oficial de la policía, resultaron heridos en un ataque con mortero contra una comisaría en la población de Al Malah, 30 kilómetros al noroeste de Kirkuk.

Por otra parte, tres policías murieron y otras ocho personas, entre ellas siete agentes de seguridad, resultaron heridos por el estallido de dos coches bomba al paso de una patrulla policial en Al Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar.

Mientras, en la zona de Afan, ubicada en la localidad de Al Faluya, 50 kilómetros al oeste de Bagdad, murió un agente de policía y otros dos resultaron heridos por el estallido de una bomba lapa colocada en su vehículo.

En tanto que un grupo armado dinamitó la casa de un oficial de la policía en Al Faluya, lo que causó heridas a dos miembros de su familia y grandes daños materiales al domicilio.

Una fuente del Ministerio del Interior iraquí había informado previamente de que al menos 30 personas murieron y otras 99 resultaron heridas en otra serie de atentados cometidos en diferentes puntos de la capital y en las provincias de Salahedín y Diyala, al norte de la capital.