Al menos 11 personas murieron y 18 sufrieron heridas graves después que la Policía de Madagascar abriese fuego contra manifestantes que protestaban por el secuestro de un niño albino y el asesinato de su madre.

La protesta tuvo lugar en el distrito de Ikongo, en el sureste del país africano, y en ella los manifestantes exigían a las autoridades que les entregaran a las cuatro personas sospechosas del doble crimen.

El jefe de la Policía, Andry Rakotondrazaka, explicó en rueda de prensa que los agentes hicieron "todo lo posible" para "evitar un enfrentamiento", pero que se vieron obligados a abrir fuego cuanto los manifestantes intentaron irrumpir armados en una comisaría.

"No pudimos hacer otra cosa que protegernos a nosotros mismos y a las instalaciones", justificó Rakotondrazaka.

Un alto cargo del distrito de Ikongo, Jean Brunelle Razafintsiandraofa, alegó en cambio que la Policía disparó sin que los manifestantes estuviesen armados, rebajando por tanto el peligro que suponían.

El presidente malgache, Andry Rajoelina, expresó sus condolencias y llamó a la calma en un mensaje de Facebook. Prometio que las autoridades investigarán lo ocurrido.

La población albina son especialmente vulnerable en algunos países de África por las supersticiones y creencias que aún hoy imperan sobre ella. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) informó en marzo de más de una decena de ataques contra personas con albinismo en los dos últimos años en Madagascar.