Ada Colau abre una grave crisis en Barcelona al romper su pacto con el PS
Con media Cataluña clamando por la independencia y un Govern forzado a elegir entre la cárcel o el exilio, solo quedaban los ayuntamientos como sustento de la vieja política. Pero ya ni siquiera eso. Los últimos bastiones cayeron el domingo. El más importante, sin duda, el de Barcelona.
Tras una consulta a las bases de su partido, la alcaldesa Ada Colau anunció la ruptura unilateral del pacto municipal con los socialistas. Sin remisión. Por mayoría irrefutable, el 54% de la militancia de Barcelona en Comú (BComú), la firma local de Podemos, decidió que el accidentado viaje que compartían con el PSC desde hace año y medio ha llegado a su fin. El motivo no ha sido otro que el apoyo sin fisuras mostrado a Mariano Rajoy en la aplicación del polémico artículo 155 y a todas las iniciativas judiciales que han llevado a medio Govern a la cárcel.
De esta forma, Colau tendrá que acostumbrarse a dirigir el segundo municipio de España en clara minoría y con una batería de proyectos cruciales para Barcelona basculando entre el apoyo de los partidos independentistas y fuerzas, como el PSC, que ya le han puesto la cruz roja de “extremista”, en momentos puntuales.
El líder socialista de Barcelona, Jaume Colloboni, hasta ahora segundo teniente de alcalde de la ciudad, consideró ayer de “mala noticia” y de “error” mayúsculo la decisión de Ada Colau a la que censuró estar más pendiente de la opinión de los soberanistas “que de aquellos que piden un gobierno municipal que aporte estabilidad y una coalición de izquierdas plural que supere el conflicto nacional”.
Nada de esto ha sido posible y ahora habrá que ver lo que sucede con ayuntamientos dirigidos por ambas formaciones como el de Madrid, donde el PP ya ha pedido a los socialistas que retiren su apoyo a Manuela Carmena. Una crisis política que de confirmarse traspasará las fronteras catalanas para sumergirse de lleno en la política nacional.
La respuesta de BComú fue tajante: No deseaban la ruptura e hicieron todo lo que estuvo en sus manos para hacer cambiar de opinión a su militancia sin éxito.
“La actitud del PSC y del PSOE tampoco nos han facilitado nada las cosas al alejarse del diálogo que hemos propuesto y acercarse al PP y Ciudadanos”, explicó Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde la Ciudad Condal y hombre de confianza de Ada Colau.
Las discrepancias internas volvieron a aflorar en toda su dimensión, entre ellas la del portavoz del grupo en el Parlamento, Lluis Rabell, que calificó la consulta del pacto municipal a las bases del partido como “un paripé demagógico por gente que no se atreve a asumir sus decisiones”.
Con la rapidez de los depredadores avezados, las dos principales formaciones independentistas del Ayuntamiento, ERC y PdeCat, ofrecieron sus votos para que Colau no tenga sobresaltos inesperados en el año y medio que le queda de legislatura. Sin embargo, a muchos no satisface esta ventajosa propuesta porque no invalida el acuerdo entre BComú y el PSC. Incluida la propia alcaldesa que hace escasas semanas aseguró en público su deseo de preservar su alianza con los socialistas.
“El pacto iba mucho más lejos del valor numérico que tenía. Era estratégico para nosotros, de funcionamiento de la ciudad y de hipotética configuración de una mayoría de izquierda para Barcelona y Cataluña”, explican fuentes de Podemos a El Telégrafo.
No es difícil deducir que esta polarización política que vive España está abriendo en canal a la formación que dirige Pablo Iglesias, al que las últimas encuestas predicen un cataclismo electoral.
Pero no son los únicos afectados. El PSC era, hasta ahora, uno de los grandes damnificados de la confrontación. En Tarragona, ERC y PdeCat ya han finiquitado todos los acuerdos con los socialistas y el alcalde de la capital vive con el alma en vilo tras la dimisión de cinco de sus principales ayudantes en el ayuntamiento debido a su “débil” condena de los incidentes violentos registrados el 1 de octubre.
En Mataró, uno de los municipios más importantes de Barcelona, la fuga de seis concejales soberanistas ha condenado al regidor del PSC a gobernar en minoría. Y lo mismo sucede en una veintena de localidades. En otras como Vic o Terrassa ha habido dimisiones destacadas que han dejado al PSC al borde del despeñadero. (I)