Argentina dio el primer e histórico paso para legalizar el aborto. Tras una maratónica sesión de más de 22 horas, la Cámara de Diputados dio media sanción, por muy estrecho margen, al proyecto de ley sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo que ahora deberá ser tratado en el Senado.

La norma fue aprobada por 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención. La aprobación del proyecto provocó la inmediata algarabía y emoción de miles de manifestantes, la mayoría mujeres jóvenes, y la desazón y tristeza de otros tantos movilizados en forma multitudinaria ante el Parlamento, en dos grupos separados por “colores” (pañuelos verdes a favor y celestes en contra), vallas y una zona de “colchón” policial.

“Festejamos con euforia porque esta es una conquista de las mujeres para defender a las mujeres”, resumió la diputada de izquierda Romina del Pla. “Los hombres no nos creían que íbamos a ganar. Pero lo logramos. Y en el Senado también vamos a ganar”, terció la también legisladora Victoria Donda (Libres del Sur, centroizquierda).

La votación se desbloqueó a última hora cuando los tres diputados de la provincia de La Pampa (dos de los cuales se expresaron en contra del proyecto) anunciaron finalmente su respaldo a la medida, revirtiendo la ventaja del “no” que se mantuvo hasta antes del final del debate.

El país dio así un nuevo paso a la ampliación de derechos tras la aprobación del matrimonio igualitario en 2010 y de una revolucionaria ley de género dos años después. Sin embargo, aún no está dicha la última palabra, que estará a cargo del Senado.

La Cámara alta es tradicionalmente más conservadora en el país austral, pero la presión popular que se profundizará tras la media sanción del proyecto -confiaron a EL TELÉGRAFO fuentes parlamentarias- podría inclinar la balanza a favor de la ley.  

Según cálculos de la prensa local, de los 72 senadores y senadoras, 26 ya se expresaron en contra de la ley y 17 a favor, con 29 indecisos o que no han manifestado su posición.

El tratamiento en el Senado no será necesariamente inmediato. Se estima que se habilitarán nuevos debates en el Congreso y recién la ley podría tratarse antes del receso invernal de julio. “Y si no lo aprueban -dijeron las mismas fuentes parlamentarias-  ¿alguien cree que este tren podría detenerse?

En el caso de no aprobarse la ley en el Senado, los movimientos sociales que impulsaron el proyecto podrán volver a presentarla en 2019, en un año electoral y con mayor presión popular de los movimientos feministas que han cobrado fuerte impulso en el país.

El extenso debate derivó en situaciones inéditas en la política argentina, marcada por grietas profundas y cotidianos ataques. Por primera vez se escucharon aplausos de la bancada “kirchnerista” al discurso a favor de la ley de uno de sus más enconados enemigos de la alianza oficialista Cambiemos, el diputado Fernando Iglesias. Incrédulo, el titular de la Cámara baja, el también oficialista Emilio Monzó, con una sonrisa, dijo: “Es un hecho único, no va a volver a ocurrir”.

Más tarde, la diputada peronista del Frente Renovador, Graciela Camaño, pidió en su discurso un reconocimiento a los tres legisladores de la izquierda por ser el único bloque que respetó su plataforma política a favor del aborto. En el resto de los partidos o alianzas numerosos diputados votaron lo contrario de lo que sostenían los postulados partidarios. Y hasta se dio el caso de un legislador del partido socialista, Luis Contigiani, que se fue de su bloque para votar en contra de la ley.

El proyecto aprobado por Diputados garantiza a las mujeres o “personas gestantes” el derecho de acceder a la interrupción voluntaria del embarazo con su solo requerimiento hasta la semana 14 de gestación.

El término “personas gestantes” se debe a que la ley de género aprobada en 2012 permite a cualquier persona cambiar de sexo sin necesidad de someterse a intervenciones quirúrgicas y con un trámite en el registro civil. Esta revolucionaria norma permitió casos de mujeres que eligieron ser hombres y quedaron embarazados siendo reconocidos como tales por la ley.

La norma además permite que, más allá de la semana 14 de gestación, se podrá abortar en caso de violación, si estuviera en riesgo la vida o la salud o si se diagnosticara la inviabilidad de vida extrauterina del feto.

El aborto es un grave problema de salud pública en el país. Las organizaciones que respaldaron el proyecto estiman que cada año se realizan unos 400.000 abortos y cientos de mujeres pobres fallecen a consecuencia de estas intervenciones quirúrgicas en clínicas clandestinas.   

Pero los movimientos que se oponen al aborto prometieron dar pelea contra la ley. Unidad Provida, organización que se opone al aborto, dijo que sus miembros “vamos a luchar con toda la fuerza” contra esa norma. “Este lamentable resultado no nos amedrenta. No nos callaremos más”, indicó en una nota.

Apenas dos horas después de la votación en Diputados, el hashtag #abortoseraley ya era tendencia mundial. (I)