Mientras que  Mahmud Abás le aseguraba al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que el próximo viernes presentará la solicitud de adhesión de Palestina al organismo internacional para que se convierta en el estado 194, en Cisjordania había optimismo, pero también pesimismo de que se logre este objetivo.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) avizoró, además, una situación “muy difícil” después de la solicitud de reconocimiento, una iniciativa a la que se oponen intensamente Israel y Estados Unidos. El mandatario palestino hizo esta observación cuando llegó a Nueva York, donde las potencias mundiales se reunieron para salir al cruce de la solicitud de reconocimiento y evitar una confrontación en las Naciones Unidas.

El pedido busca el reconocimiento de un estado palestino como miembro pleno de la ONU sobre la base de las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967 y que abarque la Franja de Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén Este.

Horas después, Abás le comunicó oficialmente al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que el 23 de septiembre presentaría el pedido.

Tras la  reunión   con Abás, el titular de la ONU manifestó su deseo de asegurar que la comunidad internacional y las dos partes puedan encontrar una vía para avanzar en la reanudación de las negociaciones en un marco legítimo y equilibrado, de acuerdo con un portavoz del organismo internacional.

Israel, por su parte, señaló que el pedido de reconocimiento en las Naciones Unidas es una tentativa palestina de eludir las negociaciones, que encallaron apenas unas semanas después de iniciarse, en septiembre de 2010, por una disputa insuperable sobre los asentamientos judíos en territorios palestinos.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó ayer que estaba interesado en reunirse con el presidente palestino, Mahmud Abás, durante la Asamblea General  esta semana en Nueva York, según un comunicado de su oficina.

Sin embargo, los palestinos de Cisjordania expresaron ayer  pocas esperanzas de que la petición a la ONU para que Palestina sea miembro de pleno derecho acabe con la ocupación israelí o mejore su situación actual.

La calle cisjordana apoya la iniciativa impulsada por  Abás, pero no tiene gran fe en sus resultados y, mayoritariamente, considera que consiga o no su objetivo -que cuenta con el probable veto estadounidense en el Consejo de Seguridad- ellos seguirán sufriendo una ocupación militar y enfrentándose a los mismos problemas que tienen hoy.

“Tengo 20 años y siempre he vivido con puestos de control militares y controles de carretera. Quiero vivir en un país libre y la petición a la ONU es el primer paso para conseguirlo. Estaremos decepcionados al principio, pero, finalmente, lograremos un estado”, declaró en Ramalá el joven Mohamed Shkotani.

Entre los más pesimistas está  Said Hamad, de 32 años, convencido de que nada va a salir de esta petición a la ONU, porque Estados Unidos   utilizará su veto. “EE.UU.  está sesgado hacia Israel, nunca tendremos un estado”. Otra vecina de Ramalá, Samira Mahmud, manifestó estar emocionada   por el pedido que se planteará en  las Naciones Unidas y espera que  permita algún día a los palestinos a  “vivir como gente normal. Tener control sobre las fronteras y los recursos naturales”, expresó,  esperanzada.

El joven Ahmed Qifah  consideró que hay que apoyar al presidente (Abás), incluso aunque la población sufra represalias económicas y los empleados públicos como él no puedan cobrar sus salarios.