A Valdivieso no le preocupó “dormir” a Cristina Fernández
“No me he comunicado con él, ni él conmigo. Pero quisiera expresarle mi admiración como mandatario por su valor y su energía para conducir el país. Desde aquí le mando muchos saludos”.
Quien se expresa en exclusiva para EL TELÉGRAFO es el doctor Luis Valdivieso, anestesista ecuatoriano que el presidente Rafael Correa mencionó como un “orgullo” nacional, por haber formado parte del equipo médico que operó con éxito de un hematoma craneal a la jefa de Estado argentina, Cristina Fernández de Kirchner, el 8 de octubre pasado en el hospital universitario de la Fundación Favaloro, de Buenos Aires.
“Me llamó mi hermana desde Ecuador ni bien vio el programa” donde Correa ponderaba su labor. “Inicialmente no lo creía y la verdad es que hoy siento un orgullo muy grande de que el propio ‘mashi’ Rafael me haya mencionado. Lo admiro mucho al presidente Correa, lo conozco desde que estudiaba Economía en la Universidad Católica de Guayaquil y era presidente de la asociación de estudiantes”, afirma vía correo electrónico este médico, de 50 años, nacido en el cantón 24 de Mayo, en Manabí.
Y agrega: “me da orgullo que me haya mencionado justamente este Presidente que ha logrado la transformación de Ecuador y lo ha convertido en un país próspero. Lo digo sin ningún fin político, es una opinión muy imparcial. En todos estos 22 años fuera de Ecuador, durante 16 años vi el mismo país, pero desde hace seis que el Ecuador es otro Ecuador”.
“Jamás me puse nervioso al saber que tenía que darle la anestesia a la presidenta...”Entrevistar hoy en Argentina con uno de los médicos que operó a la presidenta es difícil. Tienen vedado hablar con la prensa. EL TELÉGRAFO, después de varios días de gestiones con la Fundación Favaloro y de algunas conversaciones telefónicas con Valdivieso, logró acceder a una entrevista vía correo electrónico.
Valdivieso vivió en el cantón 24 de Mayo hasta los cinco años, cuando sus padres, por motivos laborales, mudaron a la familia a Manta. “Ahí viví y estudié la educación primaria en la escuela Pedro Fermín Cevallos y la secundaria en el Colegio Nacional Cinco de Junio de Manta. Tengo el honor de haber estudiado en ese colegio cuyo patrono es Eloy Alfaro, el creador de la educación laica en Ecuador”, comenta.
Al concluir la secundaria, Valdivieso ingresó en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil. “Siempre me pareció la Medicina la más noble de las carreras, pues se trata de aliviar el dolor al prójimo, por eso la elegí. Jamás se me ocurrió otra carrera”, afirma.
Tras recibirse de médico eligió la especialidad de anestesiología. “Inmediatamente después de recibirme hice la rural, luego gané el concurso para residente de anestesia en el Hospital Rodríguez Zambrano de Manta, pero no la pude terminar porque apareció la oportunidad de venir a Argentina a hacer la especialidad” en el Hospital General de Agudos Francisco Santojanni de Buenos Aires, de carácter público.
Conseguir hablar hoy en Argentina con uno de los médicos que operó a la presidenta es muy difícil...Corría el año 1991. “En esos momentos en Ecuador no existía un lugar para hacer esa especialidad con el nivel científico que yo buscaba. De Ecuador me vine directamente a Argentina. Este es un hermoso país, con una Constitución noble que da oportunidades a todo el que quiera venir. Era el país que menos trabas ponía para la formación de especialistas, por eso vine y por eso estoy eternamente agradecido”, señala.
Luego comenzó a trabajar en el Hospital Santojanni como anestesiólogo de guardia hasta el año 2004. Un año después pasó a desempeñarse en la Fundación Favaloro, creada por una eminencia de la medicina argentina, René Favaloro. Desde hace dos años es el coordinador del Servicio de Anestesiología.
Pero Valdivieso no está solo en “una de las instituciones médicas más prestigiosas del país austral, líder en el tratamiento médico de alta complejidad en múltiples especialidades”, señala. Allí trabaja su hermano menor, León, como cardiólogo intervencionista (hemodinamista).
“Él hizo la residencia de cardiología en la Fundación Favaloro, luego hizo ahí mismo la especialidad de hemodinamia y siempre trabajó en este lugar. Aunque parezca mentira, no tuvo nada que ver el parentesco con mi ingreso. Yo entré diez años después que él a la Fundación, a través de un colega anestesiólogo, a quien conocí cuando hacía el curso de especialistas en dolor”.
Valdivieso vive en el barrio Caballito con su hija y su nieto. Otros dos hijos viven en EcuadorHoy, Valdivieso vive en el barrio Caballito con su hija y su nieto. Otros dos hijos residen en Ecuador. “Cuando recién vine a Argentina viajaba poco (a Ecuador), la primera vez tardé tres años en ir. Después iba cada tres más o menos, pero desde hace cinco años voy todos los años, inclusive he ido dos veces en 2013 y quiero explicar por qué: Ecuador desde hace seis años es otro país...!!!! Ahora es un placer viajar por las carreteras de Ecuador, ver la madurez de la gente, constatar cada vez menos analfabetismo, ver las obras que se han realizado y se siguen realizando. Hoy es un placer visitar Ecuador”, asegura.
Y acota: “mi relación con Ecuador es siempre la misma, como si viviera en Manta! Jamás pasaron más de diez días sin que hable con mi mamá o mis hermanos que viven en Ecuador. Vivo día a día sus problemas y sus avances. Jamás me descuidé de la información de mi país”.
Y si bien tiene el compromiso de no hablar sobre la operación a la que fue sometida la presidenta argentina, de la que ella se recupera favorablemente, Valdivieso admite que cuando se enteró de que formaría parte del equipo médico que le realizaría la intervención, tuvo “el mismo sentido de responsabilidad con la que encaro todas las anestesias que realizo”.
“Para mí son todos los pacientes iguales, ese legado del doctor René Favaloro lo cumplo desde mucho antes de trabajar en la Fundación Favaloro. Jamás me puse nervioso ni ansioso al saber que le tenía que hacer la anestesia a la presidenta, todo lo contrario. Me dio mucha alegría de que la operen en este lugar, donde ejercemos la profesión con un respaldo institucional y de compañeros profesionales todos idóneos y humanos. Sabía que iba a estar bien atendida en este lugar”, asevera el especialista.