El contratista es pieza clave en las negociaciones sobre un posible levantamiento del embargo comercial
Senadores de EE.UU. y un canciller de Cuba negociaron la liberación de Alan Gross
El contratista estadounidense Alan Phillip Gross, preso en Cuba desde hace 5 años por espionaje, es el personaje central de la llamada ‘ciberguerra’ que, según el Gobierno cubano, alienta la administración de Barack Obama contra la isla.
Su situación es un motivo de tensión en las relaciones de ambos países. Medios y políticos estadounidenses han sostenido acercamientos con el Gobierno cubano de Raúl Castro con el propósito de mediar en su liberación, el principal escollo para el avance de las relaciones bilaterales que incluiría un levantamiento del embargo comercial impuesto por Estados Unidos contra Cuba, desde hace medio siglo.
En noviembre pasado los senadores Jeff Flake, republicano de Arizona, y Tom Udall, demócrata de Nuevo México, llegaron a La Habana y se reunieron con el canciller Bruno Rodríguez Parrilla en un renovado intento por persuadir a las autoridades cubanas para liberarlo. Otra delegación viajó en agosto pasado con el mismo propósito.
Una opción que plantearon los legisladores estadounidenses es que las autoridades cubanas accedan a reabrir el caso legal por razones humanitarias, una vez cumplido un tercio de la condena. El pasado 3 de diciembre Gross cumplió 5 años de una condena de 15 por espionaje.
El Gobierno cubano ha abogado insistentemente en una solución negociada en el caso de Gross a cambio de la excarcelación de los 3 espías que cumplen condenas en cárceles estadounidenses. Washington ha rechazado esa posibilidad alegando que se trata de 2 casos diferentes, pues Gross no puede ser identificado como un espía.
“Siempre hemos dicho que no hay una equivalencia entre los casos de Alan Gross y los 3 de Cuba. Son casos muy diferentes”, reiteraron fuentes del Departamento de Estado, 2 días antes del quinto aniversario de la detención del cooperante norteamericano.
Los 3 agentes cubanos presos son parte del llamado grupo de los ‘Cinco’, pertenecientes a un entramado clandestino del espionaje cubano en suelo estadounidense descubierto en 1998. Dos de los ‘Cinco’ (Fernando González y René González) están ya en Cuba, aunque los tres restantes (Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Ramón Labañino) purgan aún en parte largas condenas en cárceles norteamericanas.
El mandatario estadounidense, Barack Obama, admitió públicamente el fin de semana que su gobierno está “negociando a través de diversos canales” con Cuba la liberación de Gross. “Seguimos preocupados por la situación de Alan Gross (...), pensamos que él no debería estar detenido”, indicó Obama, quien agregó que hasta ahora no ha tenido ningún anuncio.
El expresidente Bill Clinton fue más allá y estimó que Estados Unidos podría avanzar hacia un levantamiento del embargo contra Cuba si la isla liberara a Gross. “Pienso que estaríamos avanzando hacia ello si liberaran a Alan Gross”, dijo Clinton al diario Miami Herald, del estado de Florida.
Zunzuneo, la misión de Gross
Desde el 3 de diciembre de 2009, Alan Gross está encarcelado en La Habana. Era empleado de la Development Alternative Inc. (DAI), subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid), la cual a su vez depende del Departamento de Estado. Gross fue juzgado y condenado a 15 años de prisión por distribuir equipos satelitales, en el marco de un programa subversivo del Departamento de Estado de “promoción de la democracia en Cuba”, cuyo objetivo es un “cambio de régimen” en la isla.
La misión de Gross era extender el uso de internet en la isla en torno al llamado ‘Twitter cubano’ bautizado como ZunZuneo diseñado por la Usaid para tratar de influir en la juventud cubana y generar focos de disidencia con el Gobierno.
En el marco de este plan, que fue suspendido en 2012, se envió a jóvenes venezolanos, costarricenses y peruanos a Cuba desde 2009 con la esperanza de poner en marcha una rebelión y que trabajaron encubiertos, a veces haciéndose pasar por turistas, y viajaron por toda la isla en busca de personas que pudieran convertir en activistas políticos, recoge la agencia Prensa Latina.
Según Washington, Gross se encontraba en La Habana para ayudar a los miembros de la comunidad judía cubana a “a conectarse con otras comunidades judías del mundo”.
La misma comunidad judía de La Habana contradice la versión oficial de Estados Unidos y de la familia Gross.
Por su parte, la agencia estadounidense Associated Press señala que los “líderes de la comunidad judía de Cuba negaron que el contratista estadounidense Alan Gross hubiera colaborado con ellos”. Del mismo modo, la Agencia Telegráfica Judía precisa que “los principales grupos judíos de Cuba han desmentido cualquier contacto con Alan Gross y cualquier conocimiento de su programa”, según destaca Salim Lamrani en un artículo en el portal Global Research.