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Los empresarios denuncian que se les niega el producto y los ciudadanos están desconcertados

13 provincias de México sufren desabastecimiento de combustible

Luego de largas esperas, un usuario se abastece de combustible en una gasolinera en San Luis Potosí, México.
Luego de largas esperas, un usuario se abastece de combustible en una gasolinera en San Luis Potosí, México.
Foto: AFP
30 de diciembre de 2016 - 00:00 - Paula Mónaco Felipe, corresponsal en México

Largas filas para cargar combustible y algunas gasolineras cerradas por falta de insumos son una realidad en 13 provincias de México, donde la preocupación crece más todavía después que el gobierno anunció aumentos en los precios de hidrocarburos a partir de enero.

El problema empezó en Nochevieja y Nochebuena, los días 24 y 25 de diciembre. La gasolina escaseaba en los estados de Guanajuato y San Luis Potosí pero poco se veía al respecto, opacada la noticia por las celebraciones de fin de año. Sin embargo, en una semana el desabasto se ha extendido a otras once provincias: Michoacán, Aguascalientes, Zacatecas, Oaxaca, Chihuahua, Guerrero, Morelos, Jalisco, Puebla, Tlaxcala y Durango. Lugares donde cada vez hay más filas para llenar tanques de vehículos mientras otras personas cargan bidones como reserva.

Las autoridades minimizan la situación, niegan que exista un problema de escasez. Responsables de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) aducen falla en un ducto y “compras de pánico” por parte de los usuarios. Mientras tanto, los empresarios gasolineros denuncian que se les niega el producto y los ciudadanos están desconcertados.  

Es que el 21 de diciembre, Pemex suspendió las operaciones de ductos de las refinerías de Salamanca y Cadereyta, con lo cual afectó sobre todo a usuarios de Guanajuato, Nuevo León y Jalisco. La explicación: problemas técnicos por “tomas clandestinas”, es decir huecos por donde la delincuencia organizada roba el combustible.

“Cuando tenemos problemas por una toma clandestina, tenemos que parar un ducto hasta por ocho horas”, explicó Carlos Murrieta Cummings, director de Pemex-Transformación en entrevista con la prensa. Francisco Fuentes Saldaña, subdirector de Abastecimiento y Reparto, admitió que sólo en 2016 se detectaron 2,813 tomas clandestinas.

Un dato que revela la dimensión del asunto: se estima que el ordeñe a Pemex ha aumentado en un 400 por ciento en los últimos cinco años, es decir que el país pierde cerca de 27 millones de barriles de gasolina y diésel cada día. El ladrón no tiene un rostro único, es el llamado crimen organizado, una compleja estructura que generalmente involucra a personas en el gobierno y puestos de poder.

Respecto al actual desabasto, Pemex aseguró también que los días 24 y 25 la demanda se incrementó entre un 20 y un 40 por ciento debido a “compras de pánico” –o excesivas- por parte de los consumidores. Llamó a la población a no acumular combustible porque resulta peligroso.

Una explicación diferente sobre la crisis tiene la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas), que agrupa a 350 empresarios con 1,200 estaciones de servicio en los 32 estados del país. Refiere a que Pemex tiene a seis refinerías “trabajando al 30 por ciento” de su capacidad por mantenimiento, un aumento normal de la demanda en esta época del año y sobre todo “discriminación” de Pemex hacia algunos empresarios.

Amegas denuncia que en las terminales de almacenamiento, donde la estatal surte a las empresas distribuidoras, “pipas y autotanques son sacados de las filas para no cargar gasolinas y diésel. Dicen a los choferes que no han firmado el documento y que no hay producto”. Asegura que se trata de una represalia del gobierno hacia quienes todavía no han firmado los modelos de contrato de venta de primera mano y comercialización que entrarán en vigor a partir de enero.

Con versiones contradictorias y ninguna explicación categórica, crecen las dudas sobre posible especulación por alguna de las partes, así como las versiones sobre bajas importantes en el volumen de producción del país.

En medio de ese panorama, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció un aumento en el precio de los combustibles que comenzará a regir a partir de enero.

La gasolina magna subirá un 14.2%, la Premium un 20.1% y el diesel 16.5%, es decir a $15.99, $17.79 y $17.05 pesos mexicanos respectivamente (aproximadamente 80 centavos de dólar, un dólar y 83 centavos).

Por medio de un comunicado, Pemex aclaró que esos serán “los precios promedio a nivel nacional vigentes del primero de enero al 3 de febrero de 2017” pero después habrá “dos actualizaciones semanales en las primeras semanas del mes” y a partir del 18 de febrero el precio se ajustará diariamente. Según lo dispuesto por la reforma energética, a partir de enero los precios se liberarán al mercado y el Estado sólo intervendrá para establecer máximos con una nueva división del territorio, 83 regiones del interior y 7 de frontera.

“Los precios máximos diferirán entre las distintas regiones del país, reflejando los costos de llevar los combustibles a cada una de ellas –dice el texto-. La diferencia de costos obedece a la distancia de cada localidad a las refinerías de Pemex o a los puntos de importación”. Es decir, quienes viven cerca de una refinería tendrán mejor precio.

La noticia del gasolinazo sacude a la opinión pública y al sector empresarial, que espera un alza de entre un 5 y un 8% en el costo de productos básicos así como un incremento en la inflación. Hay descontento porque el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto prometió muchas veces no aumentar impuestos ni precios de combustibles, incluso aseguró que con su reforma energética bajaría el costo de los hidrocarburos.

Sin embargo, en 2016 creó el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que afecta a gasolinas, alcoholes y tabaco principalmente, y en 2017 aumenta el combustible hasta en un 20%, sólo para iniciar el año. (I)

DATOS

El 1° de enero de 2017 el precio de los combustibles en México subirá hasta 20,1% para las gasolinas y 16,5% para el diésel, una medida que conducirá a una liberación gradual que ha desatado críticas.

Esta liberalización se enmarca en la reforma de 2014 al sector energético que acabará con el monopolio de la estatal Pemex, responsable de la detección y extracción del crudo, y la venta de gasolina.

El precio de la gasolina de 92 octanos es de 13,98 pesos (0,67 dólares), mientras que de las de mayor octanaje es 14,81 pesos ($0,71 dólares). Con el aumento pasarán a 16,52 pesos y 18.40 pesos respectivamente. El diésel subirá de 14.63 (0,70 dólares) a un máximo de 17,24 (0,83 dólares).  

Los combustibles en el país son en su mayoría importados debido a un déficit de refinerías.

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