Pasan las horas, los días, y el temporal no cambia en Perú. La lluvia se acumula en el cauce de los ríos que, de un momento a otro, crecen inconteniblemente hasta desbordarse y arrasar con todo lo que encuentran a su paso. Los huaicos, como se conocen estos brazos de agua, piedras y lodo, devastan gran parte de la costa norte y sierra centro y sur del país.

De acuerdo al Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), organismo coordinador de acciones y emisor de información oficial, suman 75 los muertos en el país desde el inicio de las lluvias. Esa cifra va en aumento, pues existen 20 desaparecidos, 263 heridos, y 99.475 damnificados.

Y las proyecciones para los próximos días no son positivas. De acuerdo con Jorge Chávez Cuesta, vocero del COEN, se estima que las lluvias se extenderán hasta fines de abril o más. La evidencia de este pronóstico se remarca en el calentamiento del agua de mar que produce, evaporada y descargada por la lluvia. El sábado pasado se registró una temperatura de 33°C, cuando lo usual, para estas fechas, es 23°C.

Esta emergencia se materializa de forma violenta. Se sabe que existen más de 12.000 viviendas inhabitables, 10.528 casas hundidas entre el lodo y los escombros, y cerca de 135 hogares afectados en menor medida. Poblaciones como Trujillo, Huarmey, Casma y Chosica figuran entre las más perjudicadas.

En ellas, así como en las 11 regiones del país declaradas en emergencia, la escasez es una constante. Tuberías que antes llevaban agua a las casas ahora permanecen vacías. En las tiendas y supermercados el agua también ha desaparecido o se vende a precios exorbitantes: 8 soles (cerca de $ 3) una botella pequeña de líquido vital.

En los mercados la realidad apremia. Hasta el día de ayer, en zonas afectadas, el precio de un kilo de limón bordeaba los 20 soles ($ 6, en promedio).

Esta escasez y especulación, activadas, entre otros factores, por el colapso del 6% de la infraestructura vial del país y el de 20 puentes en pistas como la Panamericana Norte, ha sido el puño visible que ha afectado a los habitantes de Lima, la capital del país.

Sin agua desde mediados de la semana pasada, los 43 distritos que conforman la ciudad viven un drama que se prolonga con las horas. La capital, que también ha sufrido los desbordes de los ríos Huaycoloro y Rímac, ha visto -además- colapsar parte importante de la infraestructura aledaña a estas cuencas hídricas. Solo en los últimos cuatro días, dos puentes construidos por la administración del alcalde actual, Luis Castañeda Lossio, se han caído, evidenciando la falta de previsión frente a desastres naturales.

De acuerdo con una investigación reciente del portal periodístico utero.pe, Castañeda, quien este año fijó su presupuesto para prevención de este tipo de emergencias en 34 millones de soles ($ 10,4 millones), ha invertido 29 millones de soles en obras de infraestructura ornamental, dejando de lado medidas de previsión ante desastres.

Las acciones del Gobierno no logran abarcar la magnitud del problema. Se han desplazado, por ejemplo, 3.500 militares a las zonas de desastre, habilitado 349 puestos médicos, y abierto decenas de puentes aéreos y de comunicación, para intentar resguardar la vida de los miles de afectados.

Desde el aparato administrativo, además, se ha determinado la reprogramación de deudas bancarias a los afectados por los huaicos, así como la suspensión del pago de tributos, por 60 días adicionales, y la entrega de 100.000 soles a los municipios más afectados del país para las obras más urgentes.

El presidente Pedro Pablo Kuczynski declaró que la intención de su gobierno es nombrar un ‘zar’ de la reconstrucción, una persona con plenos poderes para edificar las zonas destruidas del país. Una acción que se augura lejana en medio de las lluvias que azotan a la población. (I)

DATOS

Los desastres han sido asociados al fenómeno climático El Niño, que ha incrementado hasta en seis grados la temperatura en la costa norte de Perú. El Gobierno suspendió las clases en Lima a modo de prevención.

En Lima hay distritos sin suministro de agua, ya que la caída de aludes de lodo sobre el río Rímac, principal fuente de abastecimiento para la capital, impide el procesamiento y potabilización del agua.

El Gobierno de Ecuador envió este domingo un avión a Perú con ayuda humanitaria para los damnificados. Mañana llegará el aporte de Colombia, Argentina y Chile.

También ofrecieron ayuda EE.UU., Canadá, Unión Europea, Brasil, Paraguay, Bolivia, Turquía y Venezuela. Japón y España esperan un llamado de asistencia humanitaria.

Organismos internacionales, como la  Comunidad Andina y Aladi, se solidarizan con las víctimas de las inundaciones.