Rousseff defiende el legado del Mundial ante las críticas
La presidenta brasileña Dilma Rousseff defendió el legado del Mundial que se inicia el próximo 12 de junio, ante las críticas sobre el elevado costo de los estadios y los atrasos en las obras.
Según Rousseff, cuando Brasil asumió la sede de la Copa del Mundo, la FIFA había indicado que los estadios se harían con fondos de la iniciativa privada. Pero cuando el gobierno vio que no salía ni "medio estadio", lanzó líneas de financiación pública para que pudieran construirse, explicó en un encuentro con corresponsales en la residencia presidencial, la noche del martes.
La mandataria destacó que la gran mayoría de la inversión pública en el Mundial "es para Brasil" y no para la competición en sí.
Defendió en ese sentido las obras en aeropuertos y de movilidad urbana, asegurando que se aceleraron porque muchas ciudades no las habrían planificado en años, aunque reconoció que buena parte se terminarán después del torneo.
Las críticas llueven sobre el Mundial, especialmente por las millonarias inversiones públicas en los estadios que los brasileños reclaman para servicios de transporte, salud y educación.
Cuatro estadios todavía no están todavía completamente terminados a nueve días del inicio del Torneo.
Los brasileños protagonizaron grandes manifestaciones callejeras en junio de 2013, en medio de la Copa FIFA Confederaciones, exigiendo que se aplicaran a los servicios públicos los mismos "padrones FIFA" que a los estadios.
Ante la eventualidad de una reactivación de las protestas durante el Mundial, Rousseff afirmó que "garantizaremos plenamente la seguridad de las personas" y dijo que las manifestaciones podrán llevarse a cabo si son "pacíficas" y "no imposibilitan la vía pública necesaria para la Copa".
La mandataria, que se jugará la reelección en octubre, descartó una relación entre la política y el Mundial. Si la Copa influencia las elecciones, es algo que está "a cargo del elector", sentenció.
- Ánimo con victoria 4-0 de Brasil -
Animada por la victoria el martes de la selección brasileña por 4-0 en un amistoso contra Panamá en Goiania (centro oeste), Rousseff se declaró confiada en las posibilidades de triunfo de la canarinha.
Tras la victoria, la selección retornó al estado de Rio de Janeiro y se prepara para el último amistoso antes del Mundial, el próximo viernes en Sao Paulo, ante Serbia.
Las semanas previas al Mundial han estado marcadas por dispersas protestas de movimientos sociales y sobre todo huelgas de servicios públicos, aunque la situación social se mostró más distendida esta semana, cuando la policía federal en Brasilia acordó un aumento de salario de 15% con el compromiso de no hacer huelga durante la Copa y los profesores en Sao Paulo pusieron fin a una paralización de 42 días.
En abril, una huelga de la policía militar de Salvador de Bahia (noreste), una de las 12 ciudades sede del Mundial, acabó con saqueos y 39 muertes en menos de 48 horas.
Unos 157.000 policías y militares garantizarán la seguridad en el Mundial.
Los grupos antiMundial mantienen algunas protestas, aunque bien menores a las de 2013.
El martes, una ONG colocó 12 pelotas gigantes -simbolizando las sedes del Mundial- ante el Congreso para protestar por el gasto público en el Mundial, al tiempo que un grupo, poco numeroso, se manifestó ante el hotel de la selección brasileña en Goiania (centro oeste), donde el equipo de Neymar se impuso por 4-0 a Panamá en un amistoso.
Las selecciones de Croacia, que enfrentará a Brasil en la apertura del Mundial el 12 de junio en Sao Paulo, e Irán, desembarcaron llegaron el martes al país del fútbol, después de que la pasada semana lo hiciera Australia, y antes de que Chile llegue el jueves.