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Punto de vista

La sangre fría

La sangre fría
10 de julio de 2014 - 00:00

Este Mundial guarda nostalgia. Nos regresó a los orígenes de ese juego que Di Stéfano inició, quizá para despedirlo y entender que el fútbol se queda con 10 jugadores sin él. Brasil 2014 fácilmente puede ser el mejor Mundial y por eso queremos que no se acabe. Se jugó en el país del fútbol y no en una fría Rusia o distante Sudáfrica; pudimos verlo sin lagañas, trajo garra charrúa (posiblemente en exceso), decepciones previsibles, arqueros que nos mantuvieron los gritos de gol ahogados, sorpresas centroamericanas y hasta la globalización de la salsa choke, en lugar de la samba, aquí bien valdría insertar un suspiro por James pero mantengamos el tema en lo serio. Y para seriedad los europeos. Y por Europa: Alemania y los Países Bajos. En la retina tengo grabado el gesto del arquero Julio César abrazado al poste, cayendo desplomado al césped, intentando cubrir su rostro sin poder coordinar los movimientos, era la imagen de la desolación de un Brasil derrotado. Horas después de la debacle, cuando se trata de entender lo que pasó, algunos de los factores que dan vida al fútbol alemán comienzan a calzar con esta historia.

El fútbol alemán, a principios de la década del 90, y para evitar la crisis financiera que afecta gravemente al fútbol del Viejo Continente, desarrolló una estrategia, liderada por el Bayern Múnich: visitaron al club holandés Ajax para conocer sus divisiones inferiores, estuvieron en Manchester United para aprender de Merchandising y viajaron hasta Chicago para comprobar cómo los Bulls de la NBA le sacaban provecho al éxito de Michael Jordan dentro de la cancha. Entendieron con esto que una de las claves estaba en potenciar las bases e invierten cada año cerca de 7 millones de euros. Conservan la propiedad de sus clubes un 51% impidiendo así el ingreso de inversionistas (generalmente millonarios extranjeros) como ocurre en Inglaterra, Italia y España. Se establecieron topes salariales, se exige que la administración de cada equipo no tenga pérdidas y se acordó que un porcentaje del presupuesto se dirija obligatoriamente a las divisiones inferiores. El ejemplo del Bayern condiciona a toda la Bundesliga: el club se abastece de su Academia, gasta lo justo en refuerzos y, una nueva clave, logra que el equipo sostenga una línea de juego que los hinchas valoran y disfrutan. Puede que la Bundesliga no goce de la popularidad que tiene la liga española, pero su torneo es el caldo de cultivo del asombroso Borussia Dortmund de Jürgen Klopp que cayó en la final de la Champions League 2013 ante el avasallador Bayern Múnich de Jupp Heynckes, que ganó todo aquella temporada. Desde 2002 hasta la fecha la selección alemana había jugado solo una final (2002) y 2 semifinales (2006, 2010) de los mundiales. Este año juega su segunda final después de 12 años, siguiendo una saludable tradición fortalecida en los 80 y 90, sus jugadores refuerzan los principales equipos del mundo. Los Países Bajos, conocidos como “Holanda” popularmente, han sido modelo en el manejo de formativas. Ajax, el equipo que sirvió de ejemplo para el fútbol alemán fue dirigido por Louis Van Gaal, el entrenador que le dio los últimos éxitos continentales al equipo en la década del 90 y que hoy lidera la naranja mecánica. Ver jugar a ambos equipos es mirar el orden en movimiento. Alemania metió 7 goles y jugaba cada picada al arco como si no llevara ningún gol. Holanda hizo un cambio de arquero que descolocó a muchos y los llevó a semifinales. Han sido meticulosos para escoger el lugar de concentración, eso ya anunciaba que venían al sur con intención de Copa. Brasil 2014 es un mundial de tierra caliente donde la sangre fría ha sabido sobrevivir.

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