Bélgica y Rusia ya habían estado en el mismo grupo en su última participación mundialista, Corea Japón 2002. Curiosamente, en esa ocasión, al igual que ahora, la suerte los había emparejado en el Grupo H.

Otras cosas se repitieron de aquel encuentro jugado hace 12 años. El belga Daniel Van Buyten, que fue titular, y el ruso Aleksandr Kershakov (que ingresó en el segundo tiempo), estuvieron en el campo, al igual que el ahora entrenador de Bélgica Marc Wilmots.

Y sobre todo, otro factor que se reedita, con respecto a ese partido, terminado con un marcador de 3-2, es que los belgas salieron victoriosos, con un resultado que les aseguró su pase a los octavos de final, esta vez con un 1-0.

El partido comenzó agitado. Al cabo de los 2 primeros minutos, ambas selecciones ya habían tenido oportunidades. Luego, los equipos se asentaron con un ligero dominio belga, que encimó, sobre todo, por la banda derecha. Los rusos, que se dedicaron más bien a replegarse y esperar a su rival, contrastaron el juego con contraataques.

La selección que dirige Fabio Capello tuvo la primera gran oportunidad del partido en los pies de Victor Fayzulin. Bélgica respiró gracias a una estirada oportuna de Thibaut Courtois, arquero del Atlético de Madrid, que este año quedó vicecampeón de la Champions League.

Luego, los equipos bajaron aún más la marcha.Atacaron como máquinas –como europeos–, con entradas casi sistematizadas a las áreas rivales, y en una que otra jugada con claridad en los ataques.

Y cuando parecía que los 2 equipos se habían resignado al empate –que era un buen negocio para las 2 selecciones que aparecen como las más fuertes del Grupo H–, llegó el gol que sentenció el partido.

El volante del Chelsea, Eden Hazard, avanzó por la izquierda hasta la línea final para poner un pase de la muerte que dejó libre al recién ingresado Divock Origi para rematar al arco de Akinfeev.

Poco pudo hacer Kannunikov, el ruso que tenía más cerca a Origi. La velocidad y la precisión del servicio que conectó Hazard –elegido por la FIFA como el jugador del partido– había dejado a los rusos sin cualquier posibilidad física de evitar o bloquear el remate.

Sin reacción se quedó el equipo ruso, dirigido por Fabio Capello, que no logró lo que quería en su intento por mejorar el ataque a través de los ingresos de los veteranos Aleksandr Kerzhakov (Zenit de San petersburgo) y Alan Dzagoev (CSKA Moscú) en el segundo tiempo.

El gol que convirtió ayer Origi es el tercer tanto de Bélgica en este Mundial, y es también el tercero que marcó un jugador que salió de la banca. A esa diana se suman las que lograron en la fecha pasada Marouane Fellaini y Dries Mertens en el triunfo por 2-1 contra Argelia.

El estadio Maracaná de Río de Janeiro fue testigo ayer de cómo el equipo que dirige Marc Wilmots se convirtió en el sexto clasificado del Mundial Brasil 2014.

Sin embargo, muchas son las dudas que quedan con respecto a la efectividad de los ataques de los llamados ‘Diablos Rojos’.