Una de las principales interrogantes entre los brasileños es si el Mundial dejará algún legado. De parte del gobierno, la respuesta obvia es afirmativa y apunta a las obras complementarias de infraestructura -el 30% de ellas sin terminar-, que corrieron a la par de la construcción de 12 estadios en las nuevas sedes.

Pero el legado a nivel futbolístico es un gran desafío. La semana pasada, durante un diálogo con corresponsales extranjeros, el expresidente Luiz Lula da Silva, mentor del Mundial 2014 durante su gestión (2003-2010), advirtió que la intención es consolidar en Brasil una suerte de ‘Premier League’.

En otros casos, hay ideas para unir la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF o Conmebol) con la Concacaf para torcerle poder de negociación económica a la UEFA, que políticamente es el principal adversario de Joseph Blatter en la FIFA y su política de expansión sin fin del negocio del fútbol.

El Mundial dejará en Brasil 12 estadios nuevos, con el estándar europeo, que según los críticos y los movimientos sociales provocarán un elitismo del fútbol. O un ‘blanqueamiento de las tribunas’, como ocurrió en los partidos de Brasil, con más del 70% de público blanco y de las clases pudientes.

Lo cierto es que el campeonato brasileño, con un promedio de 10 mil hinchas por estadio, deberá ser más osado para usar estos estadios. Ni hablar de los de Cuiabá, Natal y Manaos, donde no existen equipos en la primera división. En Manaos se encargó un estudio a la consultora Ernest Young para trazar un plan de negocios con el fin de que la ‘mole’ financiada por el gobierno federal no tenga destino de ‘elefante blanco’ y pueda acoger shows, partidos de fútbol regionales o juegos del campeonato brasileño de equipos populares como Flamengo o Corinthians, dijo a EL TELÉGRAFO una fuente del gobierno regional del estado de Amazonas.

“En Europa se llenan los estadios porque todos los domingos se presentan los mejores artistas del mundo”, señaló Lula.

Para eso, el exmandatario propuso a los clubes descartar la exportación de jóvenes y la adquisición de ‘viejos’ con más de 35 años, como ocurrió en los casos de Ronaldinho Gaúcho o Ronaldo. “Si cada equipo tiene jugadores de nivel, los boletos para diciembre se venderán en enero, como en Europa. Hay que trabajar para mantener a los jóvenes talentos en Brasil con una liga fuerte. Que los brasileños puedan traer empresarios rusos, árabes como hacen los ingleses en la Premier League”, explicó Lula, directivo honorario del Corinthians, club del que es hincha confeso.

Según Lula, el empuje del Mundial pondrá en cuestión el futuro del fútbol en Sudamérica y en Brasil en particular. “Hasta cuándo seguirá Europa pagando los salarios que paga, porque no nos olvidemos que por este tipo de cosas la NBA estuvo por quebrar en Estados Unidos”, concluyó el expresidente.