La Argentina de Lionel Messi y el Uruguay de Luis Suárez aterrizaron hoy en Belo Horizonte y se acuartelaron directamente en sus sedes mundialistas, desde donde buscarán dar el golpe en Brasil-2014, aunque para la Celeste mucho depende de la recuperación del delantero de Liverpool.

Esperados por sus compatriotas, pero también por colombianos, brasileños y mexicanos, Messi y sus compañeros fueron recibidos en la pista de aterrizaje del aeropuerto Tancredo Neves por el embajador argentino en Brasilia, Luis María Kreckler, constató la AFP.

Como viene ocurriendo con la mayoría de los equipos, el plantel argentino subió directamente a un ómnibus en pista para dirigirse a su concentración en Cidade do Galo, en la localidad de Vespasiano, a unos 25 kilómetros del centro de Belo Horizonte.

"Vamos para Brasil con muchas ganas. Llegamos muy bien y somos un grupo muy fuerte, muy unido", dijo Messi antes de la partida en Buenos Aires, donde los albicelestes fueron despedidos por una multitud de hinchas que los acompañó hasta el aeropuerto de Ezeiza.

La selección argentina llegó a Belo Horizonte una hora y media después de su par uruguaya, que de su lado se alojará en Sete Lagoas, a 70 kilómetros del centro de la capital de Minas Gerais.

Los jugadores charrúas, vestidos de traje como los argentinos, también se fueron en ómnibus desde la pista del aeropuerto situado en Confins, a medio camino entre Sete Lagoas y Belo Horizonte.

El crack de Liverpool Luis Suárez, que sufrió una lesión de rodilla entrenando con Uruguay de la cual fue operado el 22 de mayo, bajó entre los últimos y no hizo declaraciones.