Recuerdo la sensación de usar la camiseta de mi equipo, era algo así como un escudo de mutua lealtad. El nombre y los símbolos eran sagrados e intocables, allí estaba la identidad, el amor y la pasión por sus colores.

Había que estar a su lado en la vida o en la muerte. Claro está en esa época donde el barrio era la cancha, y el público los vecinos, no llegaba todavía el dinero de multinacionales y las apuestas eran helados para todos.

Hace tiempo que el Mundial de Fútbol dejó de ser un acontecimiento meramente deportivo, para convertirse en una disputa comercial de “sponsors” de diferente calibre: en el epicentro del negocio del Mundial, Adidas y Nike son los más probables rivales para la final, casi quedan en segundo plano las banderas, los símbolos y los atletas que vestirán esos emblemas.

Les siguen Coca Cola, Hyundai, KIA Motors, Emirates, Sony, Visa, Budweiser, Continental, McDonald’s. Los verdaderos ganadores de la Copa.

Estos 2 fabricantes de ropa deportiva dominan la industria de equipamiento para el fútbol y se reparten más del 80% del mercado, que supera los $ 5.000 millones al año. 

Los futbolistas son entonces las grandes vitrinas que asociados a las marcas reciben un gran porcentaje de las ventas, Messi usa Adidas ($ 2,4 millones) y Neymar usa Nike ($ 1,5 millones).

Pero a pesar de que está retirado y mire el fútbol por TV, David Beckham gana el triple que Messi, pues Adidas le paga $ 8,5 millones por vestir su marca, le sigue Cristiano Ronaldo con 6,4 millones pagados por Nike.

Estas marcas reclutan futbolistas y se adueñan de su imagen, son contratos millonarios y se roban permanentemente jugadores.

Robarse o venderse es tolerado si las cifras se triplican, se arrancan a millones futbolistas de lado y lado.

Una de las maniobras más sonadas la protagonizó Mesut Ozil que en el descanso de un partido se cambió, tras la sorpresa de las cámaras, sus Nike por unos flamantes Adidas, recibiendo por esta gran hazaña $ 3,5 millones.

Eso es precisamente lo que hizo Adidas con Nike en 2006, se robó a Messi pagándole 3 veces más de lo que estaba recibiendo.

736 jugadores están habilitados para esta Copa del Mundo, de los cuales el 88% tendrá incrustado en el pecho Nike o Adidas, la empresa americana Nike posee a 388 futbolistas y le sigue Adidas con 264, en la tercera ubicación bastante lejos se encuentra Puma con 46 jugadores.

Ya nos decía Galeano: “En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”, gran frase que suena como sentencia, pero lamentablemente Galeano se equivoca.

Los grandes jugadores se cambian de equipo con facilidad y lo más grave venden sus símbolos e identidad a 2 monstruos del mercado Adidas y Nike. ¡Cuánto tienen ellos que aprender del fútbol de barrio y de sus hinchas!