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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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LA EXPERIENCIA DURÓ 15 MINUTOS

Bradley cruza los hemisferios en globo

Javier Tamba

Algo diferente estaba sucediendo en la ciudad Mitad del Mundo. El amanecer veraniego sorprende a los habitantes de la parroquia San Antonio de Pichincha (Quito) con algo más que el frío de la serranía. Una inmensa burbuja de 3.000 metros cúbicos se ‘engordaba’ con el gas propano que le inyectaba Troy Bradley, el estadounidense que come, vive y respira para volar en globos.

-¡Happy birthday!

-¡Que viva el cumpleañero!

Los gritos en español y en inglés se mezclaban en homenaje a Troy, quien quiso celebrar su cumpleaños 50 con un vuelo sobre la línea equinoccial. Una vez inflada la vela, el hombre trepó a la barquilla y junto al piloto ecuatoriano Galo Villalba comenzaron a elevarse.

Y es que las travesías poco comunes excitan el espíritu aventurero del norteamericano, dueño de 58 récords mundiales en aeronavegación y cuyo arrojo lo empuja a buscar nuevos escenarios. Son muy recordados, entre otros, la marca mundial de distancia y permanencia en el aire que impuso en 1992 o su aporte en 2009 para el especial de la cadena National Geographic cuando hizo flotar una casa con globos pequeños.

El registro de 1992 se convirtió en el vuelo más largo de aquella época y consistió en recorrer 5.310,8 kilómetros en 144 horas. Mientras en el especial de televisión demostró la manera científica de subir por los aires una casa, tal como en la película animada Up. Para ello, Troy infló con helio 300 globos de 2,5 metros cada uno y los ató a una pequeña vivienda de 1.600 libras de peso. Aquella inolvidable expedición duró una hora y se realizó por el desierto de California, a 3.300 metros de altitud.

Su nuevo interés era ser el primero en pasar el paralelo cero en Ecuador, situación para la que vino con su familia desde su natal Albuquerque (Nuevo México).

15 minutos de gloria

Los conductores de buses, camiones, volquetas y vehículos livianos disminuían la velocidad para observar lo que ocurría 100 metros al este del monumento a la Mitad del Mundo. Los transeúntes detenían su paso. Siete figuras humanas se movían alrededor de la enorme tela de 22 metros de longitud. Todas ayudaban a sostener el revestimiento que en cuestión de 30 minutos se alzó delante de los mirones.

-Troy, por favor, encárgate de maniobrar el propano.

-OK, Galo. Juan, quédate conmigo. Bobby y Savannah, vayan con su madre al otro extremo.

La tarea no se presentaba simple y aunque el manejo de aerostatos es cada vez más seguro, manipular un combustible y medir la flama que llenaba de aire caliente el cobertor demandó el máximo de los cuidados.

La experiencia de consumados timoneles como Bradley y Villalba resultó, sin embargo, la mayor garantía. El velaje estaba listo para el ascenso. Juan Rea, ayudante de Galo en la empresa Vuelo en Globo Ecuador, comprobó una vez más el funcionamiento de los radios portátiles.

El amanecer suele ofrecer a los guías las mejores condiciones climáticas de despegue, así que levantarse del suelo no constituyó una dificultad. En cuestión de segundos la cesta superó los 200 metros. Un breve giro de sur a norte le dio a Troy la primera satisfacción, acababa de enlazar un polo con el otro. Su esposa Tami, sus hijos Savannah y Bobby; el hijo de Galo (Galo Daniel) y Juan Rea siguieron el recorrido de los viajeros en un furgón.

Las corrientes de aire les jugaron una mala pasada, en lugar de arrimarlos hacia el norte, los mandaron hacia el este. Troy decidió aterrizar. Llama a sus hijos y esposa. Galo descendió para darles espacio. Volver a la superficie es lo adecuado.

Desde la salida en la ciudad Mitad del Mundo, hasta la llegada en el parque del centro de desarrollo comunitario, el tiempo de flote sumó apenas 15 minutos. No obstante, los Bradley se muestran contentos.

-Estuvo bien. Fue poco tiempo, pero me alcanzó para saltar de un hemisferio a otro.

Padres e hijos se abrazaron. Los vuelos en globo son así, si el clima no colabora, no hay necesidad de ir contra corriente. El que sabe, sabe. Troy Bradley disfrutó de un corto, pero lindo deslizamiento. En una próxima oportunidad aspira a prolongar por más minutos su estadía sobre el ‘ombligo’ de la Tierra.

Participación en Argentina

Galo Villalba se alista para viajar en octubre entrante al Festival de Globos de Argentina, en el que espera representar decorosamente a Ecuador. Uno de sus propósitos es acertar en la modalidad de precisión, donde a 10 o más metros de altura se deja un objeto que debe ser retirado por uno de los exponentes. Gana aquel que aprovecha el intento.

En cuanto a las actividades locales, el piloto se siente feliz por los vuelos recreativos que efectúa con quienes desean flotar en aerostato y por su intervención en proyectos publicitarios como la campaña All you need is Ecuador, que lleva adelante el Ministerio de Turismo.

Desde ya, el aeronauta capitalino se enfoca en un nuevo objetivo: traer un zeppelín para 6 tripulantes, de 40 metros de largo por 18 de alto, con el cual brindará los mismos servicios. El primer paso será contar con las disposiciones legales de operación respecto a dirigibles de aire caliente, normativas de las que es responsable la Dirección General de Aviación Civil (DAC).

DATOS

Troy Bradley aprendió a volar en globo a los 10 años junto a sus abuelos. En la actualidad ha subido a 203 aerostatos diferentes.

El aeronauta suma 6.200 horas de vuelo. Es dueño de 11 globos de distinto tamaño.
El siguiente reto del estadounidense es efectuar el vuelo más largo de la historia sin escalas. Desea cubrir de 9.656,1 a 12.875 kilómetros sobre el océano Pacífico. Partiría desde Saga (Japón) y arerrizaría en el sur de Estados Unidos o en México. Esta travesía la cumpliría en enero o febrero próximos.

Bradley ha flotado en aerostatos en territorios de Alemania, Austria, Bélgica, Estados Unidos, Eslovaquia, Francia, Japón, Marruecos, Turquía, etc.

 

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