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Ecuador, 19 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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¿Qué nos hace humanos?

A lo largo de la historia de la civilización los seres humanos nos hemos preocupado por trazar una gruesa línea divisoria entre nosotros y los animales. Los primeros filósofos y las religiones hicieron todo lo posible por demostrar que somos una creación única, diferente del resto de la naturaleza, pero la verdad ya es más que evidente: hasta hoy conservamos mucho de nuestro lado animal. Aunque la gran pregunta que la ciencia se continúa haciendo es ¿qué nos hizo humanos? Las respuestas que se van ensayando son realmente sorprendentes.

En “El  origen de las especies” Darwin demostró que a pesar de que muchos animales parecen muy distintos todos tienen un origen común. Gracias a esto, llegaría a la conclusión de que muy pocos organismos dieron origen a todos los seres vivos del planeta. En su época sonaba increíble y hasta causaba risa porque ¿en qué podían parecerse un elefante y una gaviota?  ¿Y estos dos animales con nosotros?    

A la ciencia le tomó un siglo encontrar las pruebas que le daban la razón a Darwin Cuando en 1953 se descubrió el ADN, apareció la llave maestra para armar el rompecabezas de la evolución. Y gracias a su estudio, empezaron a encajar las pruebas geológicas y paleontológicas que ya existían. El ADN ha revelado que todos los animales del planeta tenemos un código genético común, esto significa que estamos hechos de la misma materia prima, y emparentados. Lo que varía, según la especie, es el número y la complejidad de esos genes.   

La genética confirma hoy que todos los seres vivos del planeta fuimos descendientes de unas sencillas bacterias que lentamente fueron mutando y originando organismos más complejos.. éstos  a su vez crearon especies nuevas que se iban adaptando a las condiciones cambiantes del planeta. Así, los animales se especializaron en ocupar diferentes nichos ecológicos. A partir de una misma estructura ósea, algunos desarrollaron  aletas para nadar, otros alas para volar, patas para caminar o para agarrar.

Todas las pruebas acumuladas aseguran que la vida nació en los océanos, en sitios donde el calor de erupciones volcanicas submarinas permitió a los primeros organismos deasarrollarse y generar especies más complejas. Pero hasta hace poco no sabíamos cómo poblaron tierra firme y comenzaron a caminar, hasta que en el  2004 se descubrió en Canadá varios ejemplares de un increíble fósil de 375 millones de años: el Tiktaalit, una criatura que fue la transición entre los peces y los animales terrestres, el primer anfibio. Tenía cráneo y pulmones parecidos a un cuadrúpedo primitivo, pero también mandíbulas, branquias y escamas de pez. Pero lo que mas llamó la atención de los científicos fueron sus aletas, que les servían para caminar, como a las focas.

El descendiente actual más parecido al Tiktaalit es el pez espátula. Lo fabuloso es que los cientificos  encontraron que el gen que determina la forma de los huesos de sus aletas es igual al de cualquier pájaro, de una jirafa o de cualquier otro animal terrestre, incluyendo al hombre. La única diferencia es que en el pez estos genes tienen un corto período de desarrollo, es decir que ya tenían el material genético necesario para formar extremidades pero no lo hicieron porque sus genes no estaban activados.

Y este es otro de los maravillosos mecanismos de la naturaleza recién descubiertos… Hoy podemos identificar genes que cumplen funciones simlares en especies muy distintas. Por ejemplo, científicos de la universidad de Oxford descubrieron el  gen FOXP2 crucial para el desarrollo del habla en las personas pero también para el canto de las ave. Los estudios revelaron que una modificación de este gen producía defectos en el habla humana  y cambios en el canto del ave. El mismo gen produce actividades diferentes de acuerdo a la complejidad anatómica de las especies.

Otro ejemplo: el mismo gen que le da la forma a la mano humana también fue identificado en los peces.  Cuando se alteró el gen de un pez cebra, la forma de sus aletas cambió para transformarse en patas. Todas las especies animales tenemos los mismos genes, aunque puedan o no estar activados. Una vez más Darwin tenía razón: todos nos originamos en la misma materia prima. Los seres humanos formamos parte de la naturaleza, pero ¿qué nos hace diferentes a las demás especies? (CONTINÚA)

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