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El Telégrafo
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Otros animales voladores

Otros animales voladores
12 de abril de 2015 - 00:00

Además de los insectos hay otro invertebrado capaz de volar. Se lo conoce como el "calamar volador", y es el único ser vivo del planeta que puede propulsarse por el aire utilizando un sistema similar a la turbina de un avión. En efecto, al intentar escapar de un depredador, este calamar eyecta un fuerte chorro de agua por su sifón, que lo hace salir del agua y volar por el aire más de 50 metros mediante la retropropulsión.

El llamado"pez volador" lo que en realidad hace es planear para escapar de sus depredadores. También lo hacen las ranas arbóreas gracias a partes de su piel que se extienden y membranas interdactilares que oponen resistencia al aire. En las selvas del sudeste de Asia cinco especies de serpientes "vuelan" desde los árboles, aplanando y arqueando el cuerpo hasta convertirlo en un semicilindro cóncavo, como un paracaídas.

Esta actividad precursora del vuelo también la aprendieron algunos mamíferos como las ardillas voladoras que planean con los pliegues de su piel, y los colugos o lémures de Filipinas, cuyo pequeño tamaño, una piel desproporcionada, garras y patas palmeadas les facilita saltar de árbol en árbol y aferrarse a sus cortezas. Este podría ser el pariente más cercano del único mamífero que ha logrado desarrollar una capacidad real de volar: el murciélago. Ellos lo hacen casi desde que los mamíferos comenzaron a dominar el mundo tras la muerte de los dinosaurios. Originalmente eran como pequeños ratones que podían planear y cuando por alguna razón los bosques fueron haciéndose menos frondosos y los árboles espaciándose, la selección natural se encargó de premiar con más descendencia a los que llegaban cada vez más lejos. Hasta que hace 52 millones de años algunos de ellos comenzaron a volar, poblaron casi todo el mundo y se convirtieron en una de las especies más exitosas de hoy.

Los murciélagos desarrollaron sus propias alas, muy diferentes a las de los insectos, a los primitivos pterosaurios y las plumas de las aves. Los dedos de sus patas superiores se fueron estirando para dar soporte a las membranas que terminaron por convertirse en alas. Sólo le queda una uña en el primero de ellos. Pero ni las aves, ni los insectos, ni el calamar ni los murciélagos están cercanamente emparentado entre sí, ¿cómo entonces aprendieron todos ellos a volar? Para la biología evolutiva eso se llama "analogía". Se trata de grupos de animales que no tienen un pasado o un ancestro en común, pero que han estado expuestos a las mismas presiones selectivas que les han llevado a desarrollar alas.

La necesidad les obligó a volar. El primitivo murciélago se alimentaba exclusivamente de insectos nocturnos. Por esa razón desarrollaron también un sistema de radar que les permite volar y cazar por la noche. Pero hay otros mamíferos que tienen un sistema similar: los delfines y las ballenas que usan el eco de sus sonidos para navegar y detectar su alimento. Todos ellos desarrollaron estos extraordinarios sistemas por una necesidad imperiosas: alimentarse en la oscuridad.

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