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El Telégrafo
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Otras extinciones

Otras extinciones
03 de mayo de 2015 - 00:00

La vida surge gracias a largos y complejos procesos evolutivos y la extinción es parte de un fenómeno natural. Por ejemplo, hace 3 mil millones de años, las primeras formas de vida no respiraban el mismo aire que tenemos ahora; sólo había CO2 y metano, hasta que unos organismos llamados cianobacterias cambiaron su metabolismo y  empezaron a liberar  oxígeno. Eso mató a casi toda la vida existente para las cuales el oxígeno era muy venenoso, y las pocas especies que quedaron debieron comenzar todo de nuevo. Las bacterias anaerobias (las que viven sin oxígeno) quedaron marginadas, pero sobreviven hasta hoy.

En otra ocasión, la Tierra estuvo a punto de congelarnos. Hace unos 600 millones de años  el oxígeno era tan abundante que los gases de efecto invernadero virtualmente desaparecieron y la temperatura bajó drásticamente. Llegamos a tener una temperatura media de 50 grados bajo cero; el planeta casi se convirtió en una enorme bola de nieve, y la vida estuvo cerca de extinguirse por completo.  Por suerte, las erupciones volcánicas volvieron a lograr que se caliente. Y hace 400 millones de años, los esqueletos animales dejaron de usar CO2, éste se acumuló en depósitos de carbón y por segunda vez el mundo sufrió un congelamiento masivo.

Lo peor vino hace unos 250 millones de años cuando la Tierra casi nos asfixia. Es la famosa extinción del Pérmico que causó la desaparición del 95% de las especies marinas y aproximadamente el 70% de las terrestres. Fue consecuencia de una intensa actividad volcánica, con mucho azufre en la atmósfera y poco oxígeno.

Todas las pruebas fósiles indican que la naturaleza sufrió al menos cinco extinciones masivas, aunque hace pocos días se anunció que había pruebas fósiles suficientes para determinar que realidad fueron seis. Sucedió unos diez millones de años antes que la del Pérmico, y la causa habría sido un altísimo nivel de acidez de las aguas oceánicas.

Estas son pruebas de que no vivimos en un planeta hecho a nuestra medida, ni gobernado por un espíritu protector.  Si estamos aquí es porque nosotros -y miles de especies más antiguas- pudimos adaptarnos y sobrevivir a las condiciones que el planeta nos ha impuesto -a veces- muy cruelmente.  (CONTINÚA)

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