Los mitos nos ponen los pelos de punta
¿Para qué nos sirve tener pelo?
Millones de años atrás los mamíferos desarrollaron características especiales que les permitieron sobrevivir a las condiciones más extremas. La habilidad de regular su temperatura corporal es una de sus más importantes ventajas, y se esto se debe -en gran medida- al pelo. Aún hoy, su pelaje les permite conservar el calor o les sirve de protección contra el sol.
Nuestros antepasados también estaban cubiertos de vello. ¿Por qué lo perdimos? Aunque existen varias teorías, la más aceptada se remonta a los primeros homínidos para quienes el excesivo pelo dejó de ser necesario en las tórridas sabanas africanas. Tras varias generaciones fue desapareciendo y en su lugar fueron desarrollando una piel más oscura que los protegía de los rayos del sol.
Actualmente un hombre promedio tiene unos 5 millones de pelos distribuidos en forma desigual por todo el cuerpo, y sus funciones son específicas. Aunque no lo parezca, el pelo no es más que una extensión de nuestra piel; lo que lo hace más duro y le da forma es una proteína llamada queratina, en tanto que su color lo define la melanina, la misma sustancia responsable del tono de nuestra piel. El tamaño, forma y color lo heredamos de nuestros padres.
El pelo se asemeja a una planta. La parte externa que se encuentra visible es el tallo. Abajo, y protegida por la piel, está la raíz que recibe nutrientes del fluido sanguíneo haciendo que el tallo crezca. El grosor del pelo depende de unos pequeños tubos llamados folículos en donde se encuentran ubicadas las raíces. Y la grasa de las glándulas sebáceas ayuda a que el pelo se mantenga lubricado.
Al igual que la planta el pelo crece de adentro para afuera, al ritmo de unos 15 centímetros por año que se reduce a 12 cuando envejecemos. Aunque el crecimiento es constante el cabello tiene un límite que es determinado genéticamente; por esta razón, no todas las personas podrán tener el cabello muy largo.
El cabello tiene un ciclo de vida de tres fases: la de crecimiento que dura unos seis años, otra de transición de tres semanas en donde la raíz descansa, y una fase de caída que puede demorarse tres meses. La caída es un proceso necesario, porque cuando un pelo cae, en su lugar aparecerá otro nuevo y sano. Lo normal es que perdamos de 50 a 100 cabellos diarios, pero cuando la caída sucede a mayor velocidad, puede tratarse de alopecia o calvicie, una afección mucho más antigua de lo que se cree. Se han encontrado indicios de calvicie en los restos de un hombre que vivió hace cuatro mil años.
(CONTINÚA)