No hace mucho tiempo algunos procesos cerebrales y enfermedades mentales eran atribuidos a fenómenos paranormales, por ejemplo la  epilepsia  que era considerada y tratada como si se tratase de una posesión demoníaca. Pero gracias a avances tecnológicos como la tomografía, que han hecho más profundos y precisos los estudios neurológicos, este tipo de concepciones erróneas se han podido aclarar.

Antiguamente, por desconocimiento de nuestros procesos mentales, muchas cosas que sucedían se consideraban inexplicables y se atribuían a dioses, demonios, o espíritus. Volviendo al ejemplo de la epilepsia, hoy se sabe que los ataques de epilepsia no se deben a posesiones demoníacas sino a un cortocircuito cerebral que puede evitarse si la persona afectada toma las pastillas adecuadas.

Veamos otro caso que los vendedores de misterios inexistentes ponen como prueba de la existencia de un alma: el llamado "desdoblamiento". Sostienen que durante el sueño el alma abandona el cuerpo y se va de viaje al pasado, al futuro o incluso a otros mundos. Sin embargo, esta sensación que algunas personas experimentan tiene ya una explicación. Científicos la Escuela Politécnica de Lausana descubrieron hace poco que esto sucede en una región específica del cerebro denominada "giro angular". Cuando allí se despliega una mayor actividad, es cuando se produce esta extraña sensación de doble personalidad. Ellos y otro equipo de la Universidad de Londres estimularon de manera independiente el cerebro de individuos sanos, y consiguieron los mismos resultados: los voluntarios describieron la sensación de estar separados de su cuerpo y mirarlo desde afuera.

Otro fenómeno muy común ya tiene su explicación. Es la llamada "parálisis del sueño" que suele suceder en especial a los adolescentes. Cuando han tenido una pesadilla y quieren despertar e intentar moverse, no lo pueden hacer durante unos segundos, causando esto una impresión muy fuerte. No se trata de demonios o fantasmas, sino de un maravilloso mecanismo que utiliza nuestro cerebro para protegernos. Cuando tenemos un sueño angustioso nuestra reacción instintiva es huir o atacar, y si hiciéramos esto cuando aún estamos semidormidos podría causarnos un daño muy grande. Imaginen lo que nos haríamos si estamos viajando en un tren o un barco y por huir nos lanzamos del vehículo.

Probablemente este mecanismo le salvó la vida a nuestros ancestros más antiguos cuando aún dormían en las ramas de los árboles.
Mientras dormimos, nuestro cerebro desconecta los músculos, y para despertar segrega una sustancia que nos hace volver a la conciencia, pero los músculos aún siguen retrasados en esa reconexión. El cerebro nos mantiene paralizados hasta que se asegura que ya estamos completamente despiertos y ya no podemos lastimarnos. Algunos neurólogos sostienen que los viajes astrales o abducciones extraterrestres se trataría de alucinaciones provocadas por la parálisis del sueño que incluso pueden ir acompañadas por alucinaciones sonoras y visuales.

Este es uno de los tantos fabulosos mecanismos de nuestro cerebro y seguramente cuanto más conozcamos cómo funciona, habrá cada vez menos explicaciones paranormales para fenómenos como estos, absolutamente sorprendentes pero naturales.