Las redes sociales unen más que la televisión o la radio
Desde los llamados a la movilización hasta la ayuda entre manifestantes para el transporte y el alojamiento, todo pasa por internet y las redes sociales, convertidos en vectores de la contestación proeuropea en Ucrania bajo el nombre de #euromaidan.
Como un eslogan, este hashtag, palabra clave en la jerga de las redes sociales, se destaca en letras grandes en un muro de la plaza de la independencia, corazón de las protestas hace tres semanas.
El martes en la noche, las redes sociales demostraron su capacidad para movilizar, con la afluencia de 10.000 manifestantes tras la llegada de las fuerzas antidisturbios a las dos de la madrugada.
Los mensajes se multiplicaron primero advirtiendo de un asalto inminente y luego con llamados a la movilización. Fueron pasando por las cuentas de los simpatizantes del movimiento EuroMaydan en Facebook (156.000 abonados), Twitter @EuroMaydan (16.800 abonados) o @euromaidan (20.000).
“La información en Facebook se propaga más rápido que en los medios de comunicación tradicionales, como la televisión o los periódicos”, confirmó Irina Mukhina. Esta activista forma parte del equipo que anima la página Facebook Evromaidan SOS (27.000 abonados) en un apartamento de Kiev, cuya dirección mantiene en secreto.
Creada “en cinco minutos” por activistas de derechos humanos y juristas, la página estaba destinada inicialmente a ayudar a los opositores heridos por la intervención de la policía en una manifestación el pasado 30 de noviembre. Ahora se ocupa más bien de las tareas de organización del movimiento.
“¡Sin las redes sociales, jamás habrían conseguido reunir a 10.000 personas en una hora!”, constata Andri Taranov, que trabaja en una compañía especializada en el análisis de los medios de comunicación.
Con la ayuda de amigos, difundieron mensajes explicativos sobre la contestación para el este del país, rusófono y base electoral del gobierno. Lo hicieron utilizando Facebook o su equivalente ruso VK, muy popular en Ucrania.
El objetivo: contrarrestar la cobertura de los medios de comunicación locales, bastante favorables al gobierno.
“Y dio resultado: la gente escuchó, hablaron de ello, aportaron argumentos”, estima Taranov.
En la Revolución Naranja de 2004, que aupó al poder a los prooccidentales derrotados en 2010 por Viktor Yanukovich, el protagonismo fue para la televisión y, sobre todo, para la cadena opositora 5 Kanal.
Ahora es para las redes sociales.